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viernes, 20 de junio de 2014

Epílogo.

Zaragoza, 21 de septiembre a las 23:30…
- Te quiero
- ¿Hasta cuándo?
-Hasta siempre.
- Eso nunca suele ser verdad. La gente dice esa frase muy a menudo y pocas veces se cumple. Necesito algo más creíble.
- Entonces te querré hasta que todas las estrellas del cielo dejen de brillar. ¿Y sabes lo bonito de esa promesa? Que por cada estrella que muera y deje de brillar, muchas otras nacerán y brillarán con mucha más intensidad, por lo que nuestro amor será inmortal
- ¿De verdad?
- Yo nunca podría mentirte.
Los dos se miran fijamente. Sobran más palabras. Ella le adora, jamás ha querido tanto a nadie como le ha querido a él.
Han pasado ya varios meses desde aquella noche y todavía la recuerda como si fuera ayer. Revive en su cabeza cada beso, cada suspiro, cada grito, cada gemido… Lo ama, más que a nadie en el mundo.
Él le abraza suavemente y la estrecha entre sus brazos. Siente cómo si debiera protegerla a cada minuto. Ella se siente bien junto a él, le ve como a un héroe; su héroe.
Los dos vuelven a mirarse y sonríen al instante, ella se abalanza sobre él provocando que el chico quede tirado en el suelo.
Sus labios se funden a la vez que sus manos recorren cada parte de sus  cuerpos.
-          Estás preciosa cuándo sonríes.
-          Entonces contigo estoy preciosa siempre.
-          Eso no es porque sonrías, sino porque lo eres, sin más.
-          Si quieres que te vuelva a besar dímelo, no hace falta que me piropees.-le saca la lengua y poco después le vuelve a besar.
Es una preciosa noche de finales de verano. Las estrellas son su única luz, los únicos testigos de esos besos.
-          Y dime, pronto será tu cumpleaños, ¿cómo lo quieres celebrar? –le abraza por la cintura y le acaricia sus mejillas. Le encanta esta chica.
-          Con pasar el día junto a ti me conformo.-se acurruca en su pecho y cierra los ojos. Imagina que el tiempo se detiene para poder estar eternamente junto a él.
Esa escena se ha repetido varias veces durante los últimos meses, pero le encantaría permanecer así por siempre.
-          Los demás también querrán felicitarte, no puedo otorgarme el privilegio de tenerte sólo para mí en un día tan especial.
-          Yo siempre seré tuya.-le vuelve a besar.
-          Y yo tuyo.-más besos, uno detrás de otro hasta que acaban desnudos el uno junto al otro.
-          Te quiero Nacho.-dice ella casi gimiendo.
-          Te quiero Pilar.-pronuncia él antes de besarla apasionadamente.


Zaragoza, 22 de septiembre a las 17:30…
-          ¡Feliz cumpleaños Pilar!-gritan todos saliendo de sus escondites.
La cumpleañera acaba de llegar y todos se dirigen para abrazarla y felicitarla.
Ella está admirada, por un momento creyó que todos habían olvidado su cumple, pero él se encargó de prepararlo todo.
Pasó el día junto a ella después de esa noche tan maravillosa en la que se dejaron llevar nuevamente. Le invitó a comer en un restaurante elegantísimo mientras sus amigos se encargaban de prepararlo todo para su llegada y luego no tuvo más que decirle de pasear por el parque para que se los encontrara de “casualidad”.
Es curioso que todo acabé en el lugar dónde empezó.
-          ¡Felicidades!-le abraza efusivamente.-Dieciséis años ya, que vieja.-sonríe.
-          Pues los mismos que tú.-le saca la lengua.
-          Pili feliz cumple.-grita otro chico.
-          Gracias Lucas.- el joven le abraza y luego le da la mano a la chica que antes le ha felicitado.
Los tres se miran y sonríen. Recuerdan esa noche en la que empezó todo. Pilar se alegra de ver al fin a Sara y Lucas juntos. Hacen muy buena pareja y aunque las cosas no hayan ido bien del todo se han apoyado mutuamente siempre.
También se alegra de que ella y Sara sigan siendo tan amigas como antes, que los demás problemas del grupo no hayan afectado a su amistad.
-          Felicidades guapísima.-grita otra chica.
-          Gracias Paula.-le da dos besos.- me alegra que ya estés mejor.
-          Sí bueno, ya era hora de olvidarle.-hace una mueca sin ser del todo una sonrisa.
Sabe que todavía sigue pillada por Pablo, al igual que María.
Las cosas se enturbiaron mucho desde aquella noche, esa en la que salieron a la luz los amores y celos más ocultos en los corazones de cada uno.
-          Hola chicos, perdón por llegar tarde, estaba esperando a un amigo.-sonríe avergonzada.-Por cierto, felicidades Pilar.-le abraza.
-          Muchas gracias María.-sonríe.- ¿No nos vas a presentar?
-          Sí, perdona. Este es Fran.
El aludido saluda a todos los del grupo.
Hace ya unas semanas que se conocieron. Ella todavía seguía destrozada por lo de Pablo, pero este chico consiguió que poco a poco le olvidara. Pasaron muy buenos momentos juntos y ella empezó a sentir algo, al igual que él. Hasta podría decirse que están empezando algo.
-          Encantado de conoceros a todos, María me ha hablado muy bien de vosotros.
-          Igualmente.-contestan los demás.
-          ¿Y Diana? ¿sabéis algo de ella?-pregunta Pilar.
Los demás niegan.
-          No he vuelto a hablar con ella desde esa noche.-afirma Sara.
-          Yo tampoco, ni quiero.-responde tajante Paula que todavía sigue dolida por ese beso que su amiga robó al chico que tanto le gustaba.
-          Ni yo.-contesta Lucas.-Le he enviado un mensaje por si quería venir o algo pero no me ha contestado. Su última conexión fue hace varios meses, creo que se ha cambiado de número. 
-          Entiendo.-contesta Pilar apesadumbrada. Le duele que su amistad haya acabado de esa manera, pero lo que más le hace daño es que desapareciera sin dejar rastro.
Ha intentado localizarla varias veces, llamó a su casa, a su móvil, hasta llamó a sus padres; pero ninguno le contestaba. Fue también a su casa alguna vez hasta que un día se enteró de que se había mudado sin despedirse.
-          No es momento de melancolías.-dice Nacho que ve como su novia está a punto de llorar una vez más por el mismo tema.-Bailemos.
Cada chico invita a bailar a cada joven de la fiesta. Están felices. Parece que la tormenta ha pasado al fin.
Lucas le ofrece la mano a Sara y ésta la acepta. Bailan pegados.  Ella apoya su cabeza en su hombro para así poder oler más detenidamente su aroma, ese que desde el primer momento le hipnotizó.
-          Es increíble como al final conseguiste lo que querías.-le mira con devoción.
-          Te quería a ti. Nada más.-arruga la nariz y le besa.
-          Pensé que lo nuestro era imposible.
-          No hay nada imposible, si verdaderamente quieres algo tienes que luchar hasta conseguirlo.
-          Te quiero Lucas, siempre te he querido. Eres el protagonista de mi historia, siempre lo fuiste.
-          Di mejor nuestra historia. Aún nos queda mucho por contar.
-          Nuestra historia.-sonríe.
-          Sin título.-añade.
Y bajo una brisa de final de verano, mientras se oye de fondo aquella canción que marcó el inicio de su relación, se funden en uno de esos besos propios de película con la diferencia de que esto sí es real; es su historia, una que no tuvo principio y que jamás tendrá final. Una historia indefinible, indescriptible. Una historia sin título.