Zaragoza, 18 de abril a las 18:30…
“When the lights turned down, they
don’t know what they heard. Strike the match, play it loud, giving love to the
world. We'll be raising our hands, shining up to the sky. Cause we got the
fire, fire, fire, yeah we got the fire fire fire”
<< Somos fuego cuándo estamos juntos.
Somos fuego cuándo nos tocamos. Somos fuego cuándo nos miramos. Somos fuego
cuándo nos sentimos cerca. Somos fuego cuándo nuestros cuerpos están en
contacto. Somos fuego cuándo nos acariciamos. Somos una bomba atómica cada vez
que nos rozamos. Necesitamos estar juntos. El fuego de nuestro cuerpo sale en
el momento que nos sentimos. Contigo no soy yo, soy otro. Mi fuego interior se
apodera de mí y no deja que nada más me controle. Sólo tu fuego puede calmarlo.
>>
-
¿Podrías bajar esa música?-chilla desde el otro
lado de la casa.-Estoy repasando unos documentos y no consigo concentrarme.
-
No está alta.-grita para que le oiga su padre.
-
¡Claro que está alta!-dice mientras se acerca a
la habitación.-No deberías oír la música con ese volumen, sino te quedarás tan
sordo como el abuelo.
-
Para eso se inventó el sonotone ¿no?-se ríe. Su
padre le mira con mirada desafiante.-Esta bien, ya la bajo un poco.-se acerca
hacia el altavoz del ordenador y gira la ruedecita a la vez que la música
disminuye su volumen.
-
Así mejor.-sonríe satisfecho.-Por cierto, ¿no
quedas hoy?
-
Sí, pero más tarde. A las ocho.
-
¿A las ocho?- pregunta extrañado.- ¿A qué hora
pretendes volver?
-
Nos vamos a la disco, así que llegaré tarde.
-
¿Cómo de tarde?-pregunta medio enfurecido.
-
Cuándo vengan todos.-contesta sin hacer caso a sus
aspavientos.
-
¿Pensabas decirme todo esto antes de irte?
-
Te lo estoy diciendo ahora ¿no?-sonríe.
-
Me sacas de quicio.-suspira.
-
Por favor papá, van a ir todos…-le mira
fijamente a los ojos para que el hombre sienta compasión de él.
-
Está bien, pero que no me entere yo que haces
alguna estupidez.-le advierte con el dedo.-y llámame si ocurre algo.
-
Vale papá.-le dice sin hacerle mucho caso.
-
Te dejo, que voy a seguir trabajando. Aprovecha
y estudia.-cierra la puerta y vuelve a su cuarto. Lucas opta por ponerse los
cascos y seguir escuchando música.
Le encanta esa canción. Le recuerda a ella
y a ese fuego que sienten cuándo sus labios están en contacto. Esa sensación de
llevársela hasta el fin del mundo cada vez que sus cuerpos se rozan. Ese deseo
de estar más unidos que nunca, sin ningún trozo de tela de por medio.
La canción de Burn, de Ellie Goulding
le acompaña los veinte minutos siguientes. Cada vez que acaba se la vuelve a
poner y de este modo, no dejar de pensar en Sara ni un segundo de esa amada
melodía.
Se levanta de la cama para sentarse en el
ordenador. No puede evitar acordarse de todas esas conversaciones vía tuenti que tuvo con ella. A partir de
ese momento fue cuándo se dio cuenta de todo lo que sentía hacia ella. Los
pequeños detalles hicieron de esas conversaciones, el motivo por el que
levantarse cada mañana.
Desearía estar junto a ella el resto de su
vida. Volver a repetir el beso de esta mañana una y otra vez, pero le duele no
hacerlo realidad. No debe dejar a Begoña. Ahora no.
Aunque hoy tiene una posibilidad de
juntarse con Sara más de lo debido y a pesar de que no tiene que hacerlo, lo
necesita…
Zaragoza, 18 de abril a las 19:15…
-
¿Te vienes conmigo?-pregunta nerviosa
-
Pero no llegaremos a tiempo a la parada
entonces.-chasquea con los dedos.
-
Pues vamos directamente a la disco.-propone. Por
favor Sara, que sino no tendremos mezcla para el alcohol.
-
Vale, pero que conste que prefiero Fanta antes
que Coca-Cola.
-
Perfecto, pues te paso a buscar a las ocho menos
cuarto y cuando las compremos llamamos a éstos para ver dónde están.
-
Ok. Avisaré yo a Pilar para que vayan comprando
el alcohol.
-
Genial. En media hora te veo. Adiós Sarita.-dice
divertida.
-
Adiós Mariuchi.-contesta alegre. Le encanta
volver a ver a María así de contenta. No sabe muy bien el motivo pero no quiere
ser cotilla. Ya se lo preguntará otro día.- Sé puntual.
-
Lo seré.-cuelgan las dos a la vez.
Sara desbloquea otra vez el móvil y le
manda un mensaje a Pilar diciendo que ella y María irán más tarde. Pilar le
manda una carita sonriente y vuelve a dejar el móvil en la mesilla de al lado
de su cama. Hace una media hora que se ha despertado, pero sigue teniendo
sueño. Sin embargo, se pone en pie y empieza a elegir la ropa que se pondrá
esta noche. Opta por un vestido blanco que ha llevado un par de veces y lo deja
sobre la silla de su escritorio. Hace la cama, recoge un poco su cuarto y se
dirige hacia el baño para empezar a vestirse en condiciones. Su madre tampoco
está hoy, así que cuando sean las diez le llamará para decirle que hoy ha quedado
con sus amigos y volverá tarde.
No tiene muchas ganas de salir esta noche y
mucho menos de volverle a ver. Le duele estar a su lado y no poder lanzarse a
sus brazos como cualquier pareja normal. Pero ellos nunca fueron normales y aún
menos fueron una pareja. Ellos son algo
indefinible, incompresible para el resto de los humanos. Son personas que se
quieren, se desean, se necesitan, pero que jamás estarán juntos. Aunque a veces
la vida nos depara algo inimaginable, algo que hace que el resto de nuestros
problemas se esfumen en un segundo…