Translate

sábado, 18 de enero de 2014

Capítulo 32

Zaragoza, 18 de abril a las 18:30…

“When the lights turned down, they don’t know what they heard. Strike the match, play it loud, giving love to the world. We'll be raising our hands, shining up to the sky. Cause we got the fire, fire, fire, yeah we got the fire fire fire”

<< Somos fuego cuándo estamos juntos. Somos fuego cuándo nos tocamos. Somos fuego cuándo nos miramos. Somos fuego cuándo nos sentimos cerca. Somos fuego cuándo nuestros cuerpos están en contacto. Somos fuego cuándo nos acariciamos. Somos una bomba atómica cada vez que nos rozamos. Necesitamos estar juntos. El fuego de nuestro cuerpo sale en el momento que nos sentimos. Contigo no soy yo, soy otro. Mi fuego interior se apodera de mí y no deja que nada más me controle. Sólo tu fuego puede calmarlo. >>

-          ¿Podrías bajar esa música?-chilla desde el otro lado de la casa.-Estoy repasando unos documentos y no consigo concentrarme.
-          No está alta.-grita para que le oiga su padre.
-          ¡Claro que está alta!-dice mientras se acerca a la habitación.-No deberías oír la música con ese volumen, sino te quedarás tan sordo como el abuelo.
-          Para eso se inventó el sonotone ¿no?-se ríe. Su padre le mira con mirada desafiante.-Esta bien, ya la bajo un poco.-se acerca hacia el altavoz del ordenador y gira la ruedecita a la vez que la música disminuye su volumen.
-          Así mejor.-sonríe satisfecho.-Por cierto, ¿no quedas hoy?
-          Sí, pero más tarde. A las ocho.
-          ¿A las ocho?- pregunta extrañado.- ¿A qué hora pretendes volver?
-          Nos vamos a la disco, así que llegaré tarde.
-          ¿Cómo de tarde?-pregunta medio enfurecido.
-          Cuándo vengan todos.-contesta sin hacer caso a sus aspavientos.
-          ¿Pensabas decirme todo esto antes de irte?
-          Te lo estoy diciendo ahora ¿no?-sonríe.
-          Me sacas de quicio.-suspira.
-          Por favor papá, van a ir todos…-le mira fijamente a los ojos para que el hombre sienta compasión de él.
-          Está bien, pero que no me entere yo que haces alguna estupidez.-le advierte con el dedo.-y llámame si ocurre algo.
-          Vale papá.-le dice sin hacerle mucho caso.
-          Te dejo, que voy a seguir trabajando. Aprovecha y estudia.-cierra la puerta y vuelve a su cuarto. Lucas opta por ponerse los cascos y seguir escuchando música.
Le encanta esa canción. Le recuerda a ella y a ese fuego que sienten cuándo sus labios están en contacto. Esa sensación de llevársela hasta el fin del mundo cada vez que sus cuerpos se rozan. Ese deseo de estar más unidos que nunca, sin ningún trozo de tela de por medio.
La canción de Burn, de Ellie Goulding le acompaña los veinte minutos siguientes. Cada vez que acaba se la vuelve a poner y de este modo, no dejar de pensar en Sara ni un segundo de esa amada melodía.
Se levanta de la cama para sentarse en el ordenador. No puede evitar acordarse de todas esas conversaciones vía tuenti que tuvo con ella. A partir de ese momento fue cuándo se dio cuenta de todo lo que sentía hacia ella. Los pequeños detalles hicieron de esas conversaciones, el motivo por el que levantarse cada mañana.
Desearía estar junto a ella el resto de su vida. Volver a repetir el beso de esta mañana una y otra vez, pero le duele no hacerlo realidad. No debe dejar a Begoña. Ahora no.
Aunque hoy tiene una posibilidad de juntarse con Sara más de lo debido y a pesar de que no tiene que hacerlo, lo necesita…

Zaragoza, 18 de abril a las 19:15…
-          ¿Te vienes conmigo?-pregunta nerviosa
-          Pero no llegaremos a tiempo a la parada entonces.-chasquea con los dedos.
-          Pues vamos directamente a la disco.-propone. Por favor Sara, que sino no tendremos mezcla para el alcohol.
-          Vale, pero que conste que prefiero Fanta antes que Coca-Cola.
-          Perfecto, pues te paso a buscar a las ocho menos cuarto y cuando las compremos llamamos a éstos para ver dónde están.
-          Ok. Avisaré yo a Pilar para que vayan comprando el alcohol.
-          Genial. En media hora te veo. Adiós Sarita.-dice divertida.
-          Adiós Mariuchi.-contesta alegre. Le encanta volver a ver a María así de contenta. No sabe muy bien el motivo pero no quiere ser cotilla. Ya se lo preguntará otro día.- Sé puntual.
-          Lo seré.-cuelgan las dos a la vez.
Sara desbloquea otra vez el móvil y le manda un mensaje a Pilar diciendo que ella y María irán más tarde. Pilar le manda una carita sonriente y vuelve a dejar el móvil en la mesilla de al lado de su cama. Hace una media hora que se ha despertado, pero sigue teniendo sueño. Sin embargo, se pone en pie y empieza a elegir la ropa que se pondrá esta noche. Opta por un vestido blanco que ha llevado un par de veces y lo deja sobre la silla de su escritorio. Hace la cama, recoge un poco su cuarto y se dirige hacia el baño para empezar a vestirse en condiciones. Su madre tampoco está hoy, así que cuando sean las diez le llamará para decirle que hoy ha quedado con sus amigos y volverá tarde.
No tiene muchas ganas de salir esta noche y mucho menos de volverle a ver. Le duele estar a su lado y no poder lanzarse a sus brazos como cualquier pareja normal. Pero ellos nunca fueron normales y aún menos  fueron una pareja. Ellos son algo indefinible, incompresible para el resto de los humanos. Son personas que se quieren, se desean, se necesitan, pero que jamás estarán juntos. Aunque a veces la vida nos depara algo inimaginable, algo que hace que el resto de nuestros problemas se esfumen en un segundo…


domingo, 12 de enero de 2014

Capítulo 31

Zaragoza, 18 de abril a las 17:00…
-          Entonces, ¿cómo quedamos?
-          ¿Te parece bien a las siete? Así me da tiempo de sobras para arreglarme.
-          Tú vas guapa te pongas como te pongas.
-          No seas zalamero.
-          No lo soy.
-          Tonto.-sonríe por la otra línea.-Ven a buscarme a las siete a casa y haremos tiempo hasta que vengan los demás ¿vale?
-          Perfecto. A las siete te veo. Un beso.
-          Un beso.-cuelgan.
La chica deja el teléfono en el escritorio y se echa en la cama. Está en una nube. Lejos de aquí. Fuera de este planeta lleno de desgracias. En otra galaxia. En un paraíso, un paraíso llamado sus ojos. Podría estar toda una vida mirándolos y no cansarse nunca. Le encantan. Le enamoraron desde el primer momento que osaron posarse en ella. Ama el azul de sus ojos. Ama el rojo de sus labios. Ama el blanco de sus dientes. Ama el marrón de su cabello. Ama el carne de su piel. Ama todo de él.
Tirada en la cama reflexiona en cómo empezó todo, como en un microsegundo ese chico consiguió llevarse lo más preciado que tenía; su corazón. 
Recuerda un texto que hace unos días escribió entre sonrisas y suspiros:

¿Qué cómo empezó todo?, ni yo misma lo sé.
Recuerdo que antes casi no nos hablábamos, nos mirábamos de reojo pero sin cruzar una palabra.
A veces nos saludábamos sin mucho entusiasmo y otros días me dedicabas una pequeña sonrisa un poco forzada. Éramos buenos conocidos.
Un día, así por casualidad me iniciaste conversación, me sorprendí pero he de confesar que me gustó, no sé, tenías algo que me gustaba, no sabría explicarlo, supongo que me fijé en ti mucho antes de lo que yo pensaba.
Cada día hablábamos más y más, hasta un punto de no poder pasar un día sin decirte algo.
Nos contábamos muchas cosas, te convertiste en un buen amigo, una persona de la que ni en ese momento ni ahora dejaré de confiar. Me gustaba hablar contigo, me hacía sentir bien y olvidarme de todos mis problemas.
Aún me acuerdo de todos esos sentimientos, de todas esas risas, de todas las sonrisas a mi pantalla de ordenador, de todas las lágrimas que derramaba por cada pelea tonta que teníamos...
En un principio pensaba que lo que sentía por ti era una buena amistad, poco a poco me resultaba más difícil no estar contigo, te ibas haciendo un hueco cada vez más grande en mi corazón. Hasta que un día, me di cuenta que despertaste algo dentro de mí que jamás había sentido por nadie, un sentimiento que nunca fue inigualado y que jamás volverá a ser lo mismo.
Quizás fue tu forma se ser, tus palabras bonitas, tus "buenos días princesa", tu mirada cautivadora, tu sonrisa que me invitaba a sonreír...
Lo único que sé es que te quiero como a nadie y que si me dejas ahora, mi corazón no volverá a ser el mismo.

Le quería, le quiere y le querrá siempre. Desde ese momento, hasta el infinito. Nada ni nadie, podrá evitar todos los sentimientos que Pilar siente por él y eso, es algo que saldrá a la luz muy pronto…


Zaragoza, 18 de abril a las 17:30…
-          ¿Te gusta este vestido?-se lo enseña para que lo juzgue. La otra chica asiente.-perfecto, entonces creo que me lo pondré para esta noche.
-          Pero ponte una chaqueta. Dicen que esta noche va a refrescar.-le advierte a la vez que elige un vestido para ella. No se decide entre uno azul y escotado y otro verde y más cerrado. Su amiga la observa y le ayuda a decidirse.
-          Yo cogería el azul. Te queda mejor.-le guiña el ojo.-si no me crees; pruébatelo.
-          Hoy no tengo ganas de nada Paula.-se sienta en la cama con el vestido entre las manos.
-          Te dije que no pensaras esta noche en eso.-se sienta junto a ella y le abraza. Diana se deja llevar y la abraza también.-Hoy tienes que pasar de él y de ella, que hagan lo que quieran. Además tú hoy también ibas a ligar ¿no?
-          Yo no dije eso.-mira al suelo.
-          Pues te digo yo hoy, que tú esta noche te lías con alguien. –le gira la cabeza obligándole a mirarla.- con lo guapa que tú eres seguro que algún tío se fija en ti.-sonríe incitándole a seguirle. No lo consigue.
-          No quiero liarme con nadie que no sea él…
-          No te voy a dejar que te amargues Diana, eso lo tengo muy claro.-le abraza, le coge de la mano y le obliga a levantarse.-Tú y yo esta noche triunfamos.-sonríe. Diana le mira a los ojos por fin.
-          ¿Quieres liarte tú con alguien esta noche?-le pregunta extrañada.
-          Puede.-sonríe pícara.
-          ¿Con quién?-abre los ojos atónita. No le ha contado nada  y ya va siendo hora de interesarse por los amores de su buena amiga Paula, ésa que pase lo que pase, siempre la va a apoyar.
-          No sé si él querrá, pero me gustaría muchísimo liarme con Pablo.
-          ¿Con Pablo?- no puede creérselo.
-          Sí.-asiente con la cabeza.-ayer, hubo un momento en el que estuvimos los dos a solas en el que me sentí muy atraída por él. Nunca me había pasado esto con alguien, pues ya sabes que no me ha llegado a gustar mucho un chico. Pero pienso que Pablo puede ser el primero y me encantaría poder besarme con él. Aunque sea sólo una noche.- sonríe al pensar que ese chico tan perfecto puede llegar a chocar sus labios con los suyos.
-          Eso no me la habías contado.-le regaña de broma.-me lo tendrías que haber dicho antes.-se ríe.
-          Estabas ya bastante mal por lo tuyo. No quería distraerte.-sonríe tímidamente.
-          Mis problemas no son motivos para que tú no me cuentes tus cosas.-le mira a los ojos y la abraza. Le alegra saber que su amiga puede interesarse por un tío y que ese tío sea Pablo. Es un buen chico y la verdad es que hacen buena pareja. – seguro que te lo ligas.-le guiña el ojo.
-          Eso espero.-se ríe.-Bueno, ¿nos vestimos ya? Quiero estar preparada cuánto antes.
-          Vale. Entonces cual cojo ¿el verde o el azul?- le saca la lengua a la vez que se dirige al baño con el que es del mismo color que los ojos que un día la hipnotizaron; azul.