Translate

sábado, 15 de febrero de 2014

Capítulo 34

Zaragoza, 18 de abril a las 20:30…
<< Muchas veces me he preguntado qué fue lo que me enamoró de ti. Muchas veces he reflexionado sobre si a lo que sentía por ti se le podía llamar amor. Muchas veces he intentado comprender por qué no puedes salir de mi cabeza. Muchas veces he tenido miedo de volver a caer en ese juego que la gente llama “enamoramiento”. Muchas veces me he esforzado por no quererte. Es en vano, no lo conseguiré nunca. Después de todos esos días, ahora; al verte, he averiguado la respuesta y lo más curioso es que no hay respuesta para explicar todo eso. Quizás, si la hubiera, no sería del todo amor. El caso es que te necesito y solo espero, que mis sueños se hagan realidad por una vez. Sólo deseo estar junto a ti. Siempre. >>

-          Habéis llegado tarde.-le sonríe cuándo termina de darle dos besos.
-          Diana y Paula han tardado un poco.- se disculpa y señala a las dos aludidas. Paula saluda a la chica con la mano. Diana opta por apartarle la mirada. No le ha hecho mucha gracia que María viniese también, pero está demasiado preocupada por otros temas que le da igual lo que haga la otra.
-          La culpa siempre es de los demás.-se ríe al mismo tiempo que le da un toque en el brazo.
-          Por supuesto.-le sigue la broma.-Yo nunca hago nada malo, soy un ángel.-le saca la lengua.
-          Mira que eres tonto.-le da un pequeño cachete.
-          Puede.-sonríe. Se les ve felices. A María le ha encantado que el primer abrazo de la noche de Pablo haya sido para ella. Disfruta entre sus brazos, aunque solo sean unos segundos; unos segundos de eterna felicidad. A unos metros de ellos se encuentra Paula. Les mira con recelo. Le da miedo que pueda tener otra “rival”, por llamarlo de alguna manera. En el fondo sabe que nunca serán nada más que unos simples amigos, pero no puede soportar verle con otra.
-          ¿Habéis comprado ya las bebidas?- pregunta Pablo a Sara. Ella se limita a asentir con la cabeza. En cuanto ha visto a Lucas, ha sido como si un tornado haya arrasado a su corazón. Le quiere tanto que le duele, pero parece que tendrá que aguantar esta noche. Tendrá que permanecer quieta mientras su corazón no para de gritarle que vaya en su búsqueda. Tendrá que evitar mirarle cuándo sus ojos se encuentren causalmente con los suyos. Tendrá que sonreír a la vez que las lágrimas quieran aparecer.
-          Genial.-le hace un gesto de ok y se gira hacia los demás.-Entonces entremos.
-          ¿Pero cómo hacemos para beber? Dentro no nos dejarán.-pregunta uno de los chicos que va con ellos cuyo nombre no tiene importancia en esta historia.
-          Tranquilos.-sonríe pícaro.- uno de los camareros es amigo mío, no nos dirá nada. Está todo hablado. A cambio tendremos que darle un euro cada uno.
-          Ah bueno. –ríen todos.
Pablo les hace un gesto para que le sigan a la vez que abre la puerta.  María le hace caso y se dirige hacia él. Pilar y Nacho son los siguientes que entran junto con los otros chicos del grupo. Paula y Diana van unos segundos después dejando solos a Sara y Lucas. La chica se gira y le mira fijamente. Él no dice nada pero le trasmite todo con su mirada. Le pide perdón por todo, le suplica que confíe en él, le repite que la quiere más que a nadie. Ella nota cómo las lágrimas están a punto de aparecer y opta por cerrar los ojos para contenerlas. Pone la vista hacia el frente y se encamina hacia la entrada. Lucas la sigue con los ojos; no quiere forzarla, ya habrá otro momento para volver a hablar, aunque en este caso los únicos que han hablado han sido sus ojos.


Zaragoza, 18 de abril a las 21:15…
Con un cubata en la mano y mil pensamientos en la cabeza, Diana observa cómo Nacho y Pilar sonríen. Sabe perfectamente lo que va a pasar. Sabe qué van a hacer. Sabe qué es lo que están deseando y sabe cómo se va a sentir en el momento en que sus labios se rocen. No puede permitirlo, no puede dejar que ella se lleve a la persona que tanto quiere y que nunca ha dejado de estar en su cabeza desde el instante en que le sonrío.
Aparta la mirada por unos segundos y se fija en María y Pablo. Sus sospechas se están confirmando. Sonríe maliciosa. Poco después, por casualidad del destino, Pablo se encuentra con su mirada. Le saluda y le hace una señal para que vaya junto a él. Ella niega con la cabeza y señala con la mirada a María. Él la entiende y sigue charlando con la otra chica.
Sus ojos buscan otro objetivo. Esta vez es Sara. Ella también está sola, en otro asiento. Le gustaría sentarse con ella, pero siente que no debe. Parece preferir estar sola. Ya lleva algunos cubatas bebidos y se encuentra mareada. No parece muy feliz. Quizás el culpable sea Lucas, como siempre.  Él sin embargo parece estar normal. Charla animadamente con otros chicos del grupo. A los pocos segundos, por otra casualidad del destino, Lucas busca la mirada de Sara. No la encuentra, pero se fija en ella. La ve triste y le duele; se le ve en la cara. Mira al suelo y decide continuar con su conversación.
Diana lo ha visto todo y esta vez decide juntarse con Sara. Se levanta, agarra el cubata y se dirige hacia Sara.
-          ¿Qué tal estás?-pregunta Diana.
-          Me encuentro un poco mareada.-balbucea Sara.
-          Has bebido ya bastante.-se sienta a su lado.
-          Me da igual.-mira hacia el suelo.
-          A mí no y a los demás tampoco. No puedes ponerte mal por él.-le abraza.
-          ¿Cómo sabes que es por Lucas?-le mira a los ojos pero pronto aparta la mirada. Le pesan mucho los párpados.
-          No hace falta ser un genio para averiguarlo.-sonríe a la vez que le coge el cubata que tiene en su mano.-Te lo cojo para que no bebas más.
-          Vale, pero no te lo bebas tú. –se ríe por reír. En realidad no le apetece nada sonreír.
-          ¿Por qué me lo debería beber yo?-pregunta extrañada.
-          No te hagas la tonta.-se gira hacia ella con los ojos cerrados. No puede abrirlos. – Sé que tú también estás mal y sé que es por Nacho.- apoya la cabeza en sus piernas a la vez que encoje las suyas.
-          ¿Cómo lo sabes?-abre los ojos de par en par.
-          No me acuerdo.-sonríe tontamente.- No te preocupes Diana, tarde o temprano encontraras a alguien que te quiera de verdad.-se pone seria al pronunciar esas palabras. Parece sincera.
-          ¿Quién?-cada vez está más atónita. No sabe si lo que dice es real o puede ser causa del alcohol.
-          Hay a una persona que le gustas y probablemente lo sepas esta noche. Pero por favor, no me preguntes más porque seguramente te  acabaré diciéndotelo y no quiero traicionarle.-Se levanta y se pone de pie. Le invita a hacerlo con ella.
Las dos chicas se dirigen hacia la pista de baile. Suena de fondo just another night  de Manian y Floorfilla. Bailan cada nota de esa canción sin miedo a nada.
Cada una canta el estribillo para sí mismas:

“Oh give just another night with you. I know my feeling is true for you. Oh give just another night”


Al repetir esas palabras las dos se acuerdan de dos personas distintas. Ambas han sufrido por un chico, pero esta noche no quieren lloran más. Solo quieren saltar, bailar y beber. Lo que tenga que pasar pasará. 

sábado, 8 de febrero de 2014

Capítulo 33

Zaragoza, 18 de abril a las 19:30…
-          Camina más deprisa, sino no llegaremos.-le hace un gesto para que acelere el paso.
-          ¡Pero si queda media hora!-grita sonriente.
-          Me gusta ser puntual.-responde tajante.
-          Pues a mí no.-se tira en sus brazos y se queda prendida de su mirada.
-          Lo sé demasiado bien.-le acaricia la nariz dulcemente.
-          Sólo hemos quedado dos días, no puedes saberlo.-cierra los ojos mientras nota sus dedos deslizándose por su mejilla.
-          Te dije que se puede conocer a las personas a través de los ojos.
-          Eso no se puede saber por la mirada.
-          Puede que no, pero hay otra forma de conocerte.-Sonríe al ver la reacción de la chica.
-          ¿Cuál?-pregunta confusa a la vez que enreda sus brazos en su cuerpo.
-          Dicen que todas las personas tenemos otra mitad y nuestro objetivo en la vida es buscarla hasta el final. Esa otra parte nuestra es la que nos complementa, la que nos comprende, la que nos entiende sin ser nosotros mismos, la que nos hace totalmente perfectos y por supuesto; esa mitad es completamente distinta a nosotros. Entonces, para conocerte y saber cómo eres, no tengo más que saber cómo soy yo. –se queda callado. Su mirada lo dice todo. No hace falta terminar la frase.
-          ¿Tú crees que yo soy tu mitad?
-          Eso me lo tendrás que demostrar tú.-le aparta el pelo de la cara y lo desliza suavemente detrás de las orejas.
-          ¿Cómo?-los ojos se le abren de par en par. Necesita averiguarlo ya.
-          Pronto lo sabrás.-le coge de la mano y se la lleva con él hasta el lugar dónde han quedado con los demás.
Pilar está en otro mundo. Dejó de estar en la tierra en cuanto sus ojos se encontraron con los suyos. Pronto ocurrirá algo, algo que traerá la mayor felicidad a unas personas y la mayor puñalada a otras…


Zaragoza, 18 de abril a las 20:10…
-          ¡Hola!-saluda a todos sonriente. Le da dos besos a cada uno hasta que se detiene delante de él. Ese chico al que  desde hace unos días desearía tirarse en sus brazos y no levantarse nunca. Al final acaba dándole los dos mismos besos que a los demás.
-          Hola.-la otra chica está un poco más triste, pero intenta saludar con el mismo entusiasmo que su amiga. Repite las mismas acciones que Paula, pero no se para delante del mismo chico. La chica que está al lado suyo les mira con recelo. Diana se percata y aparta la mirada. Se da media vuelta y se coloca junto a la otra tardona.
-          Llegáis tarde.-señala el reloj y se ríe.
-          Sólo han sido diez minutos Rubén.-Paula le da un capón.
-          Todas las tías sois unas tardonas.-hace un gesto de indiferencia.
-          ¡Eso es mentira!-contesta Pilar-yo he sido puntual.-le saca la lengua.
-          Pero porque venías con Nacho.-le hace una mueca de burla. Diana levanta la cabeza y la mira con rabia, pero rápidamente vuelve a su posición original. Se ha prometido a ella misma no estar mal pase lo que pase y lo piensa cumplir.
-          Bueno, vamos a coger el 23 que sólo le faltan unos cinco minutos.-dice Pablo.
-          ¿Y Sara?-pregunta Diana.
-          Ella vendrá más tarde, cuando lleguemos a la disco.-responde el anterior.
-          Ok.
-          Perfecto, pues vayamos cogiendo sitio en la fila, que sino no podremos sentarnos en el bus.-les anima con la mano a ponerse en la cola. Los demás le siguen sin mucho entusiasmo.
Cada uno tiene una preocupación en la cabeza. Cada uno intuye lo que va a pasar. Cada uno sabe cómo se va a sentir y cada uno sabe cómo va a reaccionar. Al fin y al cabo, la noche es joven…