Zaragoza, 18 de abril a las 20:30…
<< Muchas veces me he preguntado qué
fue lo que me enamoró de ti. Muchas veces he reflexionado sobre si a lo que
sentía por ti se le podía llamar amor. Muchas veces he intentado comprender por
qué no puedes salir de mi cabeza. Muchas veces he tenido miedo de volver a caer
en ese juego que la gente llama “enamoramiento”. Muchas veces me he esforzado
por no quererte. Es en vano, no lo conseguiré nunca. Después de todos esos
días, ahora; al verte, he averiguado la respuesta y lo más curioso es que no
hay respuesta para explicar todo eso. Quizás, si la hubiera, no sería del todo
amor. El caso es que te necesito y solo espero, que mis sueños se hagan
realidad por una vez. Sólo deseo estar junto a ti. Siempre. >>
-
Habéis llegado tarde.-le sonríe cuándo termina
de darle dos besos.
-
Diana y Paula han tardado un poco.- se disculpa
y señala a las dos aludidas. Paula saluda a la chica con la mano. Diana opta
por apartarle la mirada. No le ha hecho mucha gracia que María viniese también,
pero está demasiado preocupada por otros temas que le da igual lo que haga la
otra.
-
La culpa siempre es de los demás.-se ríe al
mismo tiempo que le da un toque en el brazo.
-
Por supuesto.-le sigue la broma.-Yo nunca hago
nada malo, soy un ángel.-le saca la lengua.
-
Mira que eres tonto.-le da un pequeño cachete.
-
Puede.-sonríe. Se les ve felices. A María le ha
encantado que el primer abrazo de la noche de Pablo haya sido para ella.
Disfruta entre sus brazos, aunque solo sean unos segundos; unos segundos de
eterna felicidad. A unos metros de ellos se encuentra Paula. Les mira con recelo.
Le da miedo que pueda tener otra “rival”, por llamarlo de alguna manera. En el
fondo sabe que nunca serán nada más que unos simples amigos, pero no puede
soportar verle con otra.
-
¿Habéis comprado ya las bebidas?- pregunta Pablo
a Sara. Ella se limita a asentir con la cabeza. En cuanto ha visto a Lucas, ha
sido como si un tornado haya arrasado a su corazón. Le quiere tanto que le
duele, pero parece que tendrá que aguantar esta noche. Tendrá que permanecer
quieta mientras su corazón no para de gritarle que vaya en su búsqueda. Tendrá
que evitar mirarle cuándo sus ojos se encuentren causalmente con los suyos.
Tendrá que sonreír a la vez que las lágrimas quieran aparecer.
-
Genial.-le hace un gesto de ok y se gira hacia
los demás.-Entonces entremos.
-
¿Pero cómo hacemos para beber? Dentro no nos
dejarán.-pregunta uno de los chicos que va con ellos cuyo nombre no tiene
importancia en esta historia.
-
Tranquilos.-sonríe pícaro.- uno de los camareros
es amigo mío, no nos dirá nada. Está todo hablado. A cambio tendremos que darle
un euro cada uno.
-
Ah bueno. –ríen todos.
Pablo les hace un gesto para que le sigan a
la vez que abre la puerta. María le hace
caso y se dirige hacia él. Pilar y Nacho son los siguientes que entran junto
con los otros chicos del grupo. Paula y Diana van unos segundos después dejando
solos a Sara y Lucas. La chica se gira y le mira fijamente. Él no dice nada
pero le trasmite todo con su mirada. Le pide perdón por todo, le suplica que
confíe en él, le repite que la quiere más que a nadie. Ella nota cómo las
lágrimas están a punto de aparecer y opta por cerrar los ojos para contenerlas.
Pone la vista hacia el frente y se encamina hacia la entrada. Lucas la sigue
con los ojos; no quiere forzarla, ya habrá otro momento para volver a hablar,
aunque en este caso los únicos que han hablado han sido sus ojos.
Zaragoza, 18 de abril a las 21:15…
Con un cubata en la mano y mil pensamientos
en la cabeza, Diana observa cómo Nacho y Pilar sonríen. Sabe perfectamente lo
que va a pasar. Sabe qué van a hacer. Sabe qué es lo que están deseando y sabe
cómo se va a sentir en el momento en que sus labios se rocen. No puede
permitirlo, no puede dejar que ella se lleve a la persona que tanto quiere y
que nunca ha dejado de estar en su cabeza desde el instante en que le sonrío.
Aparta la mirada por unos segundos y se
fija en María y Pablo. Sus sospechas se están confirmando. Sonríe maliciosa.
Poco después, por casualidad del destino, Pablo se encuentra con su mirada. Le
saluda y le hace una señal para que vaya junto a él. Ella niega con la cabeza y
señala con la mirada a María. Él la entiende y sigue charlando con la otra
chica.
Sus ojos buscan otro objetivo. Esta vez es
Sara. Ella también está sola, en otro asiento. Le gustaría sentarse con ella,
pero siente que no debe. Parece preferir estar sola. Ya lleva algunos cubatas
bebidos y se encuentra mareada. No parece muy feliz. Quizás el culpable sea
Lucas, como siempre. Él sin embargo
parece estar normal. Charla animadamente con otros chicos del grupo. A los
pocos segundos, por otra casualidad del destino, Lucas busca la mirada de Sara.
No la encuentra, pero se fija en ella. La ve triste y le duele; se le ve en la
cara. Mira al suelo y decide continuar con su conversación.
Diana lo ha visto todo y esta vez decide
juntarse con Sara. Se levanta, agarra el cubata y se dirige hacia Sara.
-
¿Qué tal estás?-pregunta Diana.
-
Me encuentro un poco mareada.-balbucea Sara.
-
Has bebido ya bastante.-se sienta a su lado.
-
Me da igual.-mira hacia el suelo.
-
A mí no y a los demás tampoco. No puedes ponerte
mal por él.-le abraza.
-
¿Cómo sabes que es por Lucas?-le mira a los ojos
pero pronto aparta la mirada. Le pesan mucho los párpados.
-
No hace falta ser un genio para
averiguarlo.-sonríe a la vez que le coge el cubata que tiene en su mano.-Te lo
cojo para que no bebas más.
-
Vale, pero no te lo bebas tú. –se ríe por reír.
En realidad no le apetece nada sonreír.
-
¿Por qué me lo debería beber yo?-pregunta
extrañada.
-
No te hagas la tonta.-se gira hacia ella con los
ojos cerrados. No puede abrirlos. – Sé que tú también estás mal y sé que es por
Nacho.- apoya la cabeza en sus piernas a la vez que encoje las suyas.
-
¿Cómo lo sabes?-abre los ojos de par en par.
-
No me acuerdo.-sonríe tontamente.- No te
preocupes Diana, tarde o temprano encontraras a alguien que te quiera de
verdad.-se pone seria al pronunciar esas palabras. Parece sincera.
-
¿Quién?-cada vez está más atónita. No sabe si lo
que dice es real o puede ser causa del alcohol.
-
Hay a una persona que le gustas y probablemente
lo sepas esta noche. Pero por favor, no me preguntes más porque seguramente te acabaré diciéndotelo y no quiero
traicionarle.-Se levanta y se pone de pie. Le invita a hacerlo con ella.
Las dos chicas se dirigen hacia la pista de
baile. Suena de fondo just another night de Manian
y Floorfilla. Bailan cada nota de esa canción sin miedo a nada.
Cada una canta el estribillo para sí
mismas:
“Oh give just another night with
you. I know my feeling is true for you. Oh give just another night”
Al
repetir esas palabras las dos se acuerdan de dos personas distintas. Ambas han
sufrido por un chico, pero esta noche no quieren lloran más. Solo quieren
saltar, bailar y beber. Lo que tenga que pasar pasará.
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