Zaragoza, 18 de abril a las 21:45…
-
¿Qué tal está?
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Delicioso-se
relame los labios.- ¿Quieres?- le extiende el brazo ofreciéndole el vodka que
lleva en la mano.
-
No,
gracias. Ya tengo bastante con el mío.-le enseña su bebida.
-
Bueno,
¿qué tal te lo estás pasando?-pregunta el chico para seguir con la
conversación.
-
Bien,
parece que no ha habido ningún problema con Diana.-dice aliviada.
-
Eso
está bien.-le sonríe.
-
Aunque
tampoco nos hemos reconciliado todas.-fija la vista al suelo.
-
Eso
tiene fácil solución. –se levanta del asiento y se encamina hacia una chica.
María le ve y se levanta bruscamente.
-
¿Dónde
vas?
-
Es
una sorpresa.-le grita desde la otra punta. María no deja de mirarle y a los
pocos segundos Pablo regresa con alguien más. – Aquí la tienes.-le guiña el ojo.
-
Hola.-saluda
María.
-
Hola.-saluda
Paula.
-
Bueno
chicas, ya lleváis bastante tiempo enfadadas y es hora de que lo arregléis.
-
Pero
las que están enfadadas son ella y Diana, no yo.-responde Paula que ha aceptado
venir tan solo porque se lo ha pedido él. No puede negarle nada; nunca ha
podido.
-
Lo
sé, pero un primer paso para solucionarlo del todo es que habléis vosotras y al
menos os volváis a llevar bien.-le mira pidiéndole que lo intente.-Va chicas,
por favor.-les mira fijamente. Las dos se quedan prendidas de esa mirada que
desde el primer día las dejó cautivadas. Sonríen casi al unísono y se sientan.
– Perfecto.-sonríe satisfecho.-Ahora os dejaré un rato a solas y así habláis
tranquilamente.- se gira y empieza a caminar hacia la barra dejando solas a las
dos muchachas cuya única razón por la que han accedido hablar es él.
Coge
su cubata y le da un sorbo. Observa a cada persona que está en la disco. Ve a
unos jóvenes bailando sensualmente que luego acaban besándose. Se fija en un
par de amigas que están consolando a una chica, la cual parece haber bebido más
de la cuenta. Luego torna la vista hacia unos chicos ligando de una forma
realmente patética con dos chicas. Se ríe al ver las estupideces que puede
llegar a hacer la gente con tal de liarse con alguien. Se gira hacia el otro
lado de la disco buscando a una persona en concreto. Finalmente la encuentra.
Está bailando con una amiga. Sonríe al verle bailar de esa forma que tan loco
le vuelve. Le encanta cada parte de ella y si por él fuera, la habría hecho suya
hace mucho tiempo. La chica se agacha lentamente y él no puede evitar mirarla
con más deseo aún. Se queda prendido de sus curvas y algo en él empieza a
arder. Nota ese calor subiendo por todo su cuerpo y decide hacerlo ya. Fija la
vista hacia el frente y se encamina hacia su encuentro. Cada vez está más
cerca. Cada vez nota más su respiración. Cada vez huele más su aroma. Cada vez
siente más su contacto. Cada vez puede observar más detenidamente lo preciosa
que es.
La
chica le ve y le sonríe. Pablo le coge la mano mientras le susurra al oído que
tienen que hablar. Su amiga se percata y le guiña el ojo, señal de que tiene el
camino libre. La pareja se aleja de la pista dejando atrás a una chica con
ganas de bailar y no parar hasta que los tacones se rompan.
Una
vez que están lo suficientemente alejados de la muchedumbre, se sientan en un
sofá. La chica parece asombrada, no sabe exactamente qué es lo que le va a
decir. Él parece ansioso, el calor todavía no ha bajado y teme que dentro de
poco pierda el control.
-
¿De
qué quieres hablar?-pregunta ella.
-
De
nosotros.-sonríe al mismo tiempo que se fija en su canalillo. Rápidamente sube
la vista.
-
¿De
nosotros?-pregunta mientras se sube un poco el vestido. Se ha dado cuenta de
que le ha visto un poco de su canalillo.
-
Sí.-contesta
después de fijar la vista hacia el suelo. Se siente avergonzado de todos los
pensamientos que están recorriendo su cabeza en este mismo momento.
-
¿Qué
quieres decir? ¿Estás enfadado o algo?-pregunta cada vez más sorprendida. Teme
lo que va a ocurrir.
-
No.-niega
con la cabeza.- Verás, a mí no se me da muy bien expresar mis sentimientos.
Siempre he sido un negado en ese tema. Por eso lo mejor será que te lo
demuestre.-le mira de una forma tan penetrante que hace temblar a la chica. Se
acerca lentamente hacia ella y acaba besándola. Ella abre los ojos atónita.
Acaba de descubrir quién era ese admirador del que hablaba Sara.
A
los pocos segundos él acaba separando los labios de los de ella. Diana sigue
inmóvil, no se puede creer lo que acaba de pasar. Él se da cuenta y se hunde al
comprobar que ella no siente lo mismo.
-
Pablo…-titubea-
Lo siento…-apoya su brazo en su hombro.
-
No te
preocupes.-le mira a los ojos con lágrimas en los ojos.-Es normal.-se pone en
pie y se aleja dejando atrás a una chica que se le acaba de venir el mundo
encima.
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