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miércoles, 18 de diciembre de 2013

Capítulo 29

Zaragoza, 18 de abril a las 14:15…

<< Hoy no estás. Hoy no te he visto. Hoy mi corazón no para de pronunciar tu nombre. Hoy necesito estar contigo. Hoy quiero que me abraces hasta el fin. Hoy mi cabeza se ha fugado contigo. Hoy mis palabras no salen si no eres tú el que las escucha. Hoy deseo volver a estar en ese baño; tú y yo solos, sin nadie más. Hoy simplemente ansío el momento de estar junto a ti. >>

<<Piiiiiiiiii>>
La alarma suena y en ese instante, una manada de alumnos deseosos de salir del colegio, corren como si les fuera la vida en ello. Otras chicas salen de clase tranquilamente esperando a sus amigas para volver a casa, otros alumnos se quedan copiando los últimos apuntes que ha dictado el profesor, otros tantos salen ya por la puerta contentos de que ya es viernes y tienen todo un fin de semana por delante. Los profesores, por su parte, también están contestos de que se haya acabado la semana y puedan regresar a sus casas con su familia.
Paula siempre suele ser de las últimas. Sale cuando ya casi nadie queda en el instituto. Pilar se frustra mucho porque no tiene mucha paciencia y siempre la incita a que corra un poco más, pero ésta no le hace caso nunca:
-          Siempre igual maña, algún día nos quedaremos encerradas en el colegio por tu culpa.-se echa a reír mientras le ayuda a meter los libros.
-          No seas exagerada. No pueden encerrarnos aquí dentro todo el fin de semana. –mete el último libro y se coloca la mochila sobre los hombros.
-          Con lo lenta que eres no me extrañaría.-le saca la lengua.
-          Pero si son sólo y veinte.-le muestra la hora de su reloj de pulsera.-eres muy impaciente Pilar.
-          Y tú muy lenta. Venga vamos que éstas fijo que se van sin nosotras.-le agarra del brazo y le lleva hasta la puerta de salida. Hay varios chicos dándose codazos por salir.- parecen cavernícolas-le susurra al oído.
-          Siempre actúan así.-afirma con la cabeza.
-          Pues espero que no nos den a nosotras.
-          No creo, y si no le pegamos.-sonríe.
Tras varios minutos, consiguen salir por la puerta y se dirigen hacia el lugar dónde quedan con el resto de la pandilla. Están todos como siempre; los chicos hablando sobre sus temas y las chicas cotilleando chismes. Las muchachas llegan y saludan cariñosamente a todos.
-          Hola chicos.-levantan  la mano y saluda.
-          Hola.-responden al unísono todos.
Paula ve a Diana en silencio yd decide sentarse con ella. Sabe lo que le pasa ahora mismo por la cabeza, pero no se lo pregunta, simplemente se limita a abrazarla. Pilar por el contrario se queda de pie. Echa un vistazo general al instituto para ver si Nacho se encuentra cerca. No hay rastro de él. Se desilusiona, pero eso solo es hasta que él aparece por sorpresa…
-          ¿Quién soy?-le tapa los ojos a Pilar. Ella sonríe como una enana
-          El chico más idiota del mundo.-se ríe divertida.
-          Creo que te confundes de persona.-le baja las manos y le gira para mirarle. Está preciosa.-Soy yo; Nacho.-se ríe.
-          Sabía que eras tú, por eso he dicho eso.-sonríe con más intensidad.
-          Tonta.-le agarra y le abraza. Diana les observa con mucha envidia. Le gustaría ser ella. Le gustaría que la persona a la que llamase tonta fuese ella. Le gustaría que la persona que está abrazando fuese ella. Le gustaría que la persona que ocupa su corazón fuese ella…
Nacho se acerca a Pilar y le susurra algo al oído. Ella sonríe como una tonta enamorada y se dirige hacia sus amigos.
-          Oye chicos, nosotros nos vamos yendo. Si hay algún cambio con lo de esta tarde decirlo por el grupo ¿vale?
Los demás asienten y se despiden. Algún murmullo sobre que entre Nacho y Pilar hay algo, llega a oídos de Diana, lo que hace que ésta se vaya corriendo con las lágrimas derramándose. Paula se despide del resto y la sigue. Sabe perfectamente lo que le pasa, ella también lo ha escuchado.
Diana se sienta en un banco cerca del parque que hay al lado de la salida del instituto. Paula la acompaña. Le abraza y la consuela. Como siempre ha hecho.
-          Dianius, no puedes seguir martirizándote por ellos dos. Tienes que pasar página.
-          No es tan fácil y lo es aún menos cuándo tu amiga está tonteando todo el rato con él. -se seca unas lágrimas que han salido de sus ojos.
-          Lo sé, pero tienes que centrarte en otras cosas.-posa su brazo sobre su hombro y le acaricia.
-          ¿En qué?-pregunta con curiosidad.
-          En tus amigos, en algún otro tío… no sé. En algo que te haga olvidarle.
-          Sólo le quiero a él Paula, solo él hace que yo sea feliz.
-          Pero te está haciendo daño Diana. No puedes decirme que él te ayuda cuándo te hace pasarlo tan mal.
-          Él es el único mal que me hace bien.-le mira a los ojos y se echa a llorar. Paula calla y reflexiona sobre la última frase. Ha sido una respuesta bastante acertada, pero no se lo va a decir.
-          Me da igual Diana. No voy a permitir que estés así. Hoy, tú y yo vamos a buscar a algún chico con el que nos divertiremos y olvidaremos a todos los que nos han hecho daño ¿entendido? -le coge de los hombros y hace que le mire. Quiere ver que lo que va a responder es verdad.
-          No puedo.-niega con la cabeza.
-          Si puedes. Fijo que hay algún tío detrás de ti Diana calla y reflexiona. Parece como si Paula supiera todo cuándo no tiene ni idea de quien habla. Decide afirmar con la cabeza y pasar por alto la última frase que sus labios han pronunciado. Al fin y al cabo, esto  es algo que sólo ella puede saber.


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