Zaragoza, 18 de abril a las 13:30…
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Sara, ¿has visto a Lucas? Lleva sin aparecer
toda la mañana.-pregunta Pilar a su amiga.- En su clase dicen que no le han
visto.
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¿¡Cómo!? ¿No ha venido?-le mira preocupada.
Pensando todo el rato en lo de esta mañana y ayer por la tarde, ni se ha
percatado que no estaba.
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¿Qué pasa Sara?-le mira preocupada por la
posición que acaba de adoptar.
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Le he visto esta mañana, pero no ha podido
entrar conmigo al colegio.
-
¿Por qué? –le abraza y le invita a seguir.
-
Me lo encontré de camino al instituto. No sabía
que me estaba esperando. Estuvimos hablando cerca de la entrada y claramente
volvimos a besarnos.
-
¿Otra vez? Tía tenéis que salir ya-dice
sonriendo.
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Eso ahora no es el tema.-dice tajante.- Luego
nos pilló su novia.
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¿Begoña?- la interrumpe.
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Sí. Parece que la controladora también le
persigue cuando va al instituto.-dice con sorna.-La cuestión es que se enfadó muchísimo y me amenazó. Yo me fui y
ya no he vuelto a saber nada más de él.-dice preocupada y con unas lágrimas en
los ojos.
-
¿Le dejaste con Begoña? ¡haberte quedado!-dice
levantando la voz más de lo normal.
-
Yo que me sabía Pilar. Era su novia. Yo no
pintaba nada. Además, si hubieses escuchado todo lo que me dijo… también te
hubieras asustado.
-
Perdona, no sabía que te había afectado
tanto.-le mira a los ojos y le vuelve a abrazar. Sara derrama unas pocas
lágrimas que rápidamente desaparecen.
-
Esa chica está mal de la cabeza. Se ha puesto
como una energúmena al vernos juntos. Parece como si ya supiera que entre Lucas
y yo hay algo.-le dice susurrándole al oído.
-
Se ve claramente que os queréis. Lo que no
entiendo es que hace saliendo con ella.-se queda pensativa.
-
Quizás porque esté jugando con las dos.-contesta
con dureza.
-
¡No digas tonterías Sara! Te quiere. Lo sé.-le
abraza y afirma con la cabeza.
-
Pero tengo miedo de lo que esa loca le pueda
hacer. ¿Y si le ha pasado algo?-le mira preocupada.-No puedo quedarme aquí
sabiendo que no ha venido a clase por culpa de la niña esa.
-
No creo que le haya pasado nada. Lucas ya es
mayorcito para cuidarse solo.-la tranquiliza.
-
No puedo relajarme Pilar, no puedo. Él hace que
me altere y sin embargo sólo él puede calmarme. Le necesito y no soportaría la
idea de que le pudiese haber pasado algo y yo no haber hecho nada por
ayudarlo.-las lágrimas vuelven a aparecer en su rostro.-Tengo que
encontrarle.-entra a clase para coger la mochila y sale lanzada hacia el
pasillo. Pilar la coge del brazo y la detiene.
-
¿Se puede saber dónde vas?-le grita asustada.
-
A por él y no intentes impedírmelo. Te llamaré
si ocurre algo nuevo.
-
Pero no te dejarán salir.-niega con la cabeza.
-
Yo me las apañaré.-le suelta el brazo y corre
hacia la puerta de salida guiada tan solo por su corazón.
Zaragoza, 18 de abril a las 13:45…
<< Guardo tu recuerdo en mi
habitación. Necesito acordarme de ese momento para sonreír. Solo tú haces que
yo siga adelante. Puede que la realidad no haya permitido hacer mis sueños
realidad, pero yo seguiré deseando el momento en el que nuestros labios se
junten. Una vez más no he podido dejar de pensar en ti. Te has aferrado a mi corazón.
No puedo sacarte de él. Sin embargo a mí no me importa, sólo quiero verte para
poder ser feliz. >>
-
Oye ¿sabes dónde está Sara?- pregunta un
compañero a María.
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No, no la he visto desde la anterior hora.-se
vuelve a girar para intentar volver a sus pensamientos anteriores. No le
apetece hablar con mucha gente, pues la amenaza de Diana la tiene en un sin
vivir. Pero hoy no quiere pensar en eso, lo único que le importa es que hoy
puede volver a ver a Pablo. No sabe muy bien como ingeniárselas para aparecer
en la discoteca y no saltar las alarmas de sus antiguas amigas, pero Sara le ha
ofrecido ir y aunque no le apetecía mucho, en cuanto ha oído pronunciar el
nombre del chico que la vuelve loca, ha aceptado sin más predilección.
-
Igual se ha puesto mala.-la invita a seguir la
conversación.
-
Puede ser.-responde sin mucho entusiasmo.
-
¿Te apetecería tomar algo esta tarde?-le
pregunta titubeando. Le encantaría que esa chica quedase con él. Es la más
guapa de entre las guapas y aunque no hayan hablado mucho, le gustaría acercase
más.
-
No puedo. Tengo planes.-le responde tajante. El
chico vuelve a su posición habitual y sigue atendiendo a la insoportable
explicación que “El Rudolf “da sobre
los logaritmos.
Recuerdo la explicación de ese curioso
mote. Fue un día de invierno en esos que todo el mundo está con tos y mocos y
por supuesto nuestro querido profesor también. Tenía la nariz rojísima y a
algún graciosillo de clase se le ocurrió llamarle como ese reno tan simpático
de Santa Claus. Desde entonces, todo el mundo (incluido algún profesor) le
llama así. Volviendo al tema…
Mira a la pizarra y pone la vista fija a un
número. Quiere perderse en su mundo, en ese dónde nadie le hará daño nunca y en
el cual; hay sitio de lujo para su querido Pablo. Sonríe al pensar en lo que
algún día, si él lograra darse cuenta de todo lo que le necesita, podrían ser.
Pero no pasa nada, hoy toca sonreír. Hoy toca demostrarle al mundo quien puede
ser esa muchacha dulce e inocente. Hoy toca callar la boca de Diana y dejarse
llevar por su corazón. Pero a veces el destino da demasiadas vueltas, vueltas
que acaban en una gran tormenta de sentimientos…
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