Zaragoza, 19 de abril a las 00:30…
Las doce y media. Sábado. El viernes llegó
a su fin llevándose con él lo más valioso que cualquier mujer pudiera tener.
No recuerda muy bien cómo acabó la cosa. En
su cabeza aturdida por el alcohol se suceden imágenes que se entremezclan unas
con otras. En una aparece él agarrándola fuerte y apretándola junto a él, en
otra ella le desabrocha furiosamente la camisa y toda esa tela que separan sus
cuerpos calientes. En las siguientes solo puede distinguir algún que otro
gemido o quejido. Recuerda un dolor; minúsculo si lo comparamos con el placer
de estar enteramente juntos; cómo siempre soñaron. Nunca se atrevieron a dar
ese paso, por eso ambos decidieron beber más de la cuenta. Lo necesitaban,
debían desfogarse ya, antes de que ese deseo se volviera en su contra.
-
¿Te encuentras más despierta?-le acaricia
suavemente el pelo.
-
Todavía me mareo un poco.-le mira unas décimas
de segundo y vuelve a agachar la cabeza. Aunque el alcohol todavía le está
afectando, no puede evitar sentirse avergonzada de lo que han hecho.
-
No te preocupes, descansa.-le agacha la cabeza y
la apoya entre sus piernas.
Tumbada en el suelo, con la cabeza sobre
sus largas y esbeltas piernas, mientras él le acaricia para relajarla, hablando
pausadamente para no producirle ningún dolor de cabeza propio del día de
después. Sería una escena de película si el lugar en el que se encontraran no fuese
un baño de discoteca.
Después de haber terminado los dos se sentían
mareados y no querían salir al exterior para tener que enfrentarse a las miles
de preguntas que sus amigos les harían pidiendo una explicación por su
desaparición.
Decidieron quedarse los dos juntos,
sentados el uno con el otro. No hablaron mucho hasta entonces, pero ambos
sabían que en sus cabezas rondaba el mismo pensamiento.
-
¿Te ha gustado?-pregunta él para romper el
hielo.
-
¿El qué?- le mira indecisa.
-
Ya sabes…-responde avergonzado.
-
No sé… ¿por qué lo preguntas?
-
Es lo que se pregunta en estos casos ¿no?-sonríe.
Ella también.
“En estos casos” ¿Será esto otro caso más?
¿Otro polvo que unos adolescentes echaron fruto del alcohol?
Se horroriza al pensarlo. Nunca se imaginó
que su primera vez iba a ser de esta forma. No había sido planeada ni tampoco
deseada. Bueno, quizás sí, aunque ellos no lo supieran del todo.
De todas formas le ha gustado, demasiado
diría yo. Se ha sentido libre por primera vez, cómo si necesitara hacerlo para
estar en paz consigo misma. Pero enseguida vuelven los problemas. Piensa en
Begoña. Igual con ella también lo ha hecho y por eso él ha sido el que ha
tomado la iniciativa. Quizás él era más “experto” de lo que parecía.
Al pensar eso unas lágrimas aparecen por su
rostro. El chico se percata enseguida.
-
¿Qué ocurre?-Le quita las lágrimas de su cara.
-
Lo de siempre Lucas. Estoy harta de no poder
tener ni un único momento de felicidad
plena contigo, siempre hay algo que acaba destruyéndolo todo.-Se encoje de
piernas y llora una vez más.
-
Escúchame Sara,-le pone justo delante de sus ojos
y sigue.-haré lo que haga falta por estar juntos. Lo juro.
-
¿Por qué mientes?-le mira con tristeza. En sus
ojos puede verse todos los pensamientos que rondan por su mente.
-
No miento.
-
Sí lo haces. Lo has hecho siempre. Dijiste que
sólo me querías a mí y luego descubrí que tenías novia. Dijiste que me ibas a
proteger siempre y tu novia estuvo a punto de pegarme. Dijiste que había una
razón lógica por la que no estamos juntos y sin embargo nunca llegaste a
explicármela. Dijiste que contigo nada malo me pasaría y mira lo que acabamos
de hacer…
-
¿Consideras que esto ha sido un mal acto?-pregunta
perplejo. Le ha hecho daño eso.
-
No, pero una chica de quince años es demasiado
joven todavía para haber perdido la virginidad.
-
Yo no te he obligado a nada.
-
Lo sé, pero hay una parte de mí que desearía
haber esperado un poco más.
-
¿Por qué?
-
Porque toda chica sueña con hacerlo con su
primer amor, con alguien que la respete y del que esté segura que no le va a
utilizar. Alguien con quien ya esté de novia formal ¿entiendes? Nosotros no
somos nada ni nunca lo seremos, sencillamente porque ya tienes novia y si de
verdad me quisieras todo lo que tú dices la dejarías y te irías conmigo lejos,
al fin del mundo.
Lucas la mira admirado. Parece más serena
que nunca. Es como si tuviera todo este discurso preparado para ahora. Sus ojos
no se separan de los suyos. Ve su pelo desaliñado, su maquillaje corrido, sus
lágrimas resbalando por esa piel color marfil, su vestido mal puesto dejando al
descubierto una parte de ese canalillo por el que antes sus labios se
deslizaron. Aun así sigue estando preciosa.
-
Te quiero.
-
¿Y de qué me vale a mí todo eso? ¿Para qué
quiero saberlo ahora? ¿Para maldecir cada segundo que me rayé por saber si
sentías lo mismo? ¿Para llorar una vez más por no poder estar contigo? ¿Para
mandar todo a la mierda e irme por dónde he venido? No Lucas, es demasiado
tarde. Hagas lo que hagas no volveremos a estar juntos.
-
¿Significa esto que no volveremos a ser...? ya
sabes.
-
¿El qué? Nunca fuimos nada ¿recuerdas? No tengo porque
darte explicaciones de nada de lo que haga. No necesito pedirte permiso para
poder liarme con cualquier tío que me guste o si me siento atraída por otro. No
tengo porque entregarme a ti única y exclusivamente, al igual que tampoco tengo
que comprometerme con alguien que jamás lo hará conmigo.-le mira decisiva.
-
¿Es esto un adiós?
-
Me temo que sí.-agacha la cabeza.
-
¿Qué se supone que harás? ¿Evitarme?-dos
lágrimas se dejan ver bajo un rostro lleno de preocupación.
-
En un principio sí, hasta que logre olvidarte.
-
Pero Sara…-se pone de pie y le agarra la
cintura- sé que es difícil de comprender, sé que te he fallado varias veces
pero créeme cuándo te digo que eres la única persona a la que he amado de
verdad.
-
Eso deberías decírselo a tu novia, no a mí.-le
mira con dureza- y ahora déjame.-se gira a la vez que se libera de sus manos y
camina hacia la puerta de salida. Lucas está ansioso, no sabe muy bien qué
hacer. No quiere que Sara piense que es un mujeriego, un hombre cuya única
diversión es utilizar a las chicas.
Cada paso por el que se aleja de él es un
puñal directo a su corazón.
-
¡Pero yo a Begoña no la quiero!-grita con todas
sus fuerzas. Sara se para en seco. Nunca le oyó decir eso. Lucas le mira
inquieto; ¿está preparada para oír la verdad?
-
Mientes.-agita la cabeza como señal de que ha
vuelto a desengañarse.- Mientes una vez más. Si no la quieres ¿por qué estás
con ella? ¿por Rubén? Eso no es creíble.
Parece que ha llegado el momento.
-
Tienes razón, no es creíble.-Sara se sobresalta.
No se esperaba esa afirmación.
-
¿Entonces? Cuéntame de una vez aquello tan
importante que nos impide estar juntos.-el tono de ironía se puede observar en
cada una de sus palabras.
-
Prométeme que te quedarás hasta que termine toda
la historia y no me interrumpirás.-le mira fijamente.
-
Te lo prometo.-dice inquieta.
-
Conocí a Begoña por casualidad. Yo paseaba
haciendo un poco de ejercicio, quería ponerme en forma para gustarte más. Me
gustaba salir a correr porque podía sentir cómo el invierno daba su fin dejando
paso a mi estación favorita; la primavera.-sonríe-Un día oí a una chica llorar
y me acerqué para ver si le ocurría algo. No me contó gran cosa pero acabó
diciéndome su nombre y su número de teléfono. Era Begoña. Parecía una chica
afable, simpática y sincera. Nunca sospeché que fuera quién es realmente. A lo
largo de los días hablamos más y más hasta que ella empezó a sentir algo más
por mí. Cuándo me lo confesó quedé perplejo; no me imaginaba nada. Yo estaba
muy enamorado de ti y no tenía ojos para otra chica así que le dije que no
quería nada con ella. Sin embargo Begoña no se lo tomó muy bien, estaba
empeñada en que mi corazón era de otra y en eso no se equivocaba, pero nunca se
lo llegué a confesar. Con el tiempo me enteré que su padre compró un negocio de
esos de bares que casualmente era en el que trabajaba tu madre. A Begoña no le
costó mucho averiguarlo al igual que adivinó todo lo que sentía por ti. Nunca
supe cómo lo hizo. Me chantajeó con despedir a tu madre si no salía con ella.
Yo en un primer momento fui egoísta y le dije que me daba igual, pero tú me
contaste entonces todo lo mal que ibais de dinero y se me paralizó el corazón.
Sabía que si despedían a tu madre probablemente os iríais con tu padre con que
no te volvería a ver y eso era lo que más me dolía en el mundo; no poder volver
a tocarte nunca más; no poder oír tu respiración agitada a causa de algo
atrevido que haya dicho, no poder sentir el calor de tu piel cuándo mis dedos
rozan tu cuerpo…
-
¿Estás diciendo que Begoña es la culpable de que
traten tan mal a mi madre en el trabajo?-Le mira con furia. Odiaba a esa niña
antes de saber todo esto pero ahora la odia más que nunca.
-
Seguramente.-afirma con la cabeza.-Me hizo
prometerle que si yo salía con ella su padre no despediría a tu madre y así al
menos podía verte cada día aunque jamás pudiera tocarte cómo quisiera.
-
¿Es todo esto verdad? ¿Permitiste que te
chantajeara solo por tenerme cerca?-otra lágrima aparece en su rostro. Se ha
quedado de piedra al oír esa historia y no está segura de sí es verdad del
todo.
-
Te lo dije; haría cualquier cosa por estar junto
a ti y si para ello tengo que salir con una loca ten por seguro que lo haré.
En ese momento sobran las palabras, ya se
han dicho suficiente. Sara se abalanza hacia él y le besa. Esta vez sí que es
un beso de amor, un beso de “daría lo que fuera por volver a estar juntos, como
hace media hora”, o tal vez un beso de “hazme tuya una vez más”.
Lucas le hace caso y la agarra fuertemente
contra su pecho. Le coloca contra la pared y le vuelve a quitar el vestido hasta
quedar completamente desnuda. El joven recorre todo su cuerpo con sus labios
provocando unos dulces gemidos a la chica. Ella se siente hiperactiva, no puede
parar. Le besa mientras le estruja contra su cuerpo. El chico baja los labios
hasta los pechos de la joven dónde vuelve a dejar su huella y ella se limita a
acariciar ese torso que tanto tiempo soñó con acariciar.
Durante unos segundos se miran decisivos y
finalmente la vuelve a hacer suya. Ella grita muy fuerte, muy alto, como nunca
hizo. Esos grititos excitan aún más al chico, que se siente otro completamente
distinto.
-
Si…gu..e-consigue pronunciar Sara.
Y sigue, y no para, y consigue elevarla
hasta el cielo…
La música no consigue acallar los gemidos
de los jóvenes, pero no se detienen. Ambos están en otro mundo, un mundo
completamente nuevo; el mundo del placer.
“Tell me everything, everything
you feel. Cause I need to know if this love is real. I'm waiting for an answer
baby, an answer from you. I'm looking for a reason baby, the reason to do, to
do. Things that fill me up inside, I'm feeling so blue, without you.
I just want you by my side”
<<Sólo una vez más. Sólo vuelve a
besarme hasta el final. Sólo deja que nuestros sentimientos vuelvan a salir a
la luz. Sólo permíteme rozar tu cuerpo hasta que se quede grabado en mi
memoria. Sólo desliza tus dedos hasta que los sienta parte de mi piel. Sólo
siénteme dentro de ti hasta que mis gemidos sean comparables con nuestro amor.
Sólo hazme chillar hasta que el resto del mundo sea sordo. Sólo poséeme hasta
que el amor deje de significar amor. Sólo elévame hacia el cielo hasta que no
quiera bajar nunca más de ahí. Tan sólo vuelve a hacerme tuya. Tan sólo deja
que nuestros cuerpos hablen. Tan sólo permíteme ser tuya hasta que el infinito
nos atrape>>