Zaragoza, 19 de abril a las 00:15…
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¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho? ¿Tan difícil
era aguantarte un poquito por una vez?-la tristeza y el enfado se puede apreciar
al mismo tiempo en sus ojos.-Respóndeme.
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No tengo por qué explicarte nada. Lo he hecho
porque he querido. –contesta sin apenas mirarle a los ojos.
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¿¡Pero cómo se puede ser tan cínica!? Tú sabías
que me gustaba y aun así tienes el descaro de besarle en mis narices, tú no
eres ni una amiga ni nada.-se seca una pequeña lágrima que aparece en su cara.
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No lo hice por ti.
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Me da igual. La cuestión es que le besaste y te
importó un comino mis sentimientos.
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Me trae al pairo lo que pienses.
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Vete a la mierda.
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Ya tengo suficiente mierda encima, no me importa
qué más pueda pasar.
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Yo he intentado ayudarte lo mejor que he podido
y así me lo pagas… No te mereces nada.-le mira por última vez a los ojos con
mirada desafiante y se aleja de ella.
Diana se queda sola.
Mira a su alrededor. Sus amigos están cómo
hasta hace un rato; Rubén y los demás chicos piropean a unas jóvenes que están
sentadas en la barra, María y Paula acaban de juntarse y la miran con recelo,
Lucas y Sara siguen sin aparecer en la pista y por último ahí está él; con
ella.
Agacha la cabeza otra vez y cierra los
ojos. Presiona fuerte los párpados contra su piel para evitar que las lágrimas
salgan.
Se deja embaucar por el sonido de la
música. La canción es la misma que sonó hace un rato, es cómo si el destino
haya decidido poner esa música cada vez que le mira.
Cada nota se clava en sus tímpanos. No
desea llorar, tan solo quiere bailar, bailar hasta pisotear cada una de sus
lágrimas.
“I
just wanna hold ya. I just wanna kiss ya. Wrap my arms around you. Cuz loving
you is so true. I just wanna hold ya. I just wanna kiss ya. Wrap my arms around
you. Cuz loving you is so true. I just wanna hold ya. I just wanna hold ya.”
<< Bailaré hasta quedarme sin
fuerzas. Cantaré hasta quedarme sin voz. Saltaré hasta salir de este mundo.
Sonreiré hasta que mi sonrisa sea de verdad. Taconearé hasta que se me
desgasten los zapatos. Gritaré hasta dejar al mundo entero sin oído. Subiré el
volumen hasta romperme los tímpanos. Agitaré mi brazo hasta tocar el cielo. Me
moveré hasta hacer temblar el suelo. Cerraré los ojos hasta quedarme ciega.
Haré cualquier cosa antes que verte sonreír. >>
-
¿Te gusta la canción?
Diana sigue saltando cuándo un chico de
unos 17 años le mira. Parece un poco desaliñado y nervioso. Aun así tiene algo
enigmático que hace temblar a la chica.
-
Sí. Es muy bailable y me viene muy bien para
desfogarme.
-
Exacto. Es lo mejor de esta canción.-le
sonríe.-Se llama “I just wanna”. Es
mi canción favorita.
-
¿Por qué?-pregunta curiosa.
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Porque expresa lo que más siento en este
momento; solo quiero tenerte ya.-le sonríe pícaro. Ella le corresponde.
-
Una contestación muy ingeniosa, ¿se lo has dicho
a todas las tías que has entrado esta noche?
-
Puede, pero solo a ti te lo he dicho en serio.
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Seguro que eres el típico ligón de turno que va
por ahí piropeando a las chicas para ver cuál cae antes y en cuanto las tienes
a punto de caramelo las dejas tiradas. Todos sois iguales.-le mira con asco.
Algo en sus palabras le ha recordado a Nacho.
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¡Cómo te cambia el carácter! Va a ser verdad que
las tías son tan bipolares cómo dicen.-sonríe con sarcasmo.
-
Vete a tomar por culo.-le saca el dedo corazón.
-
Eh eh, relaja monada. Solo quería conversar un rato contigo pero ya
veo que estás amargada.
-
¡No estoy amargada! Simplemente no quiero hablar
con un tío tan capullo cómo tú.
-
¿Sabes? Yo tengo un buen remedio para la
tristeza. -se mete la mano en el bolsillo y saca una especie de cigarro pero de
un material distinto.
-
¿Eso es un porro?-pregunta incrédula.
-
Veo que la amargada es también inteligente.-le
aplaude irónicamente.
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¡Que no estoy amargada!-grita con furia.
-
Tu mala leche no dice lo mismo.-se ríe. Ella le
mira con odio.-Va ¿quieres?-le ofrece el porro.
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Yo no me drogo.
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Esto no es drogarse, es pasarlo bien. Te ayudará
a ser un poquito más feliz.
-
Yo soy feliz tal y como estoy.
-
¿Seguro? Entonces ¿por qué no paras de mirar a
aquel chico de allí y te secas las lágrimas cada vez que te vuelves a girar?
¿por qué estás hablando con un capullo como yo si lo que de verdad quieres es
estar con él? ¿por qué estás bailando sola si darías lo que fuera por hacerlo
con él?-le mira con desdén.
Diana está cabizbaja. Le duele lo que ese
chico le acaba de decir. Tiene razón, ella no es feliz ni nunca lo será si no
está con Nacho. Pero, ¿habrá alguna otra forma de serlo también?
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Está bien. Solo una calada.
-
No te arrepentirás. Por cierto; ¿cómo te
llamas?-le ofrece el porro y ésta lo acepta.
-
Diana. ¿Y tú?
-
Marcos.
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