Zaragoza,
17 de abril a las 20:45…
Hace
un rato que ya ha llegado a casa. Su madre estaba en la cocina esperándola. Le
ha dado los huevos y los helados, le ha explicado que se ha entretenido en el
supermercado y se ha metido en su habitación. Lleva más de media hora tirada en
la cama. No le apetece hacer nada. Su cabeza no para de darle vueltas a la
conversación anterior con Diana. Le ha dado miedo, pavor, terror. No le gusta
ni un pelo lo que puede estar tramando. Sabe que Diana es capaz de cualquier
cosa con tal de conseguir lo que se propone y eso la convierte en una enemiga
muy peligrosa.
Se
estremece al pensar en la palabra “enemiga”. Le duele que las cosas hayan
acabado de aquella manera, pero no puede hacer nada por evitarlo. Diana se ha
convertido en una persona mezquina y muy rencorosa y ahora mismo María, es la
persona a la que va a destruir.
Se
levanta de la cama y enciende el ordenador. Teclea la contraseña y abre la
pestañita de Google. Se conecta a sus
redes sociales para comprobar cómo le va al resto del mundo y por último vuelve
a entrar en ese blog que tanto consigue que se identifique con ella.
Echa
un vistazo para ver algunas entradas nuevas y las lee. Hay una que le llama la
atención, una que hace que sus recuerdos mejor enterrados resuciten..
Otro día más pensando en ti. Otra noche más
soñando contigo. Otro mensaje que no es tuyo. Otra sonrisa tuya que no es por
mi causa. Otro "te quiero" que no es para mí. Otra risa que no es por
mí. Otro suspiro del que no soy protagonista. Otro corazón dibujado en la arena
en el que no están nuestros nombres. Otro cuaderno que no has rellenado con
nuestros recuerdos. Otra lágrima que no es por no poder estar a mi lado. Otro
"para siempre" que no escucho de tus labios...
Y a pesar de todo te sigo esperando, sigo
esperando que vengas a por mí, que me mandes un mensaje diciendo que me echas
de menos, que me dediques una de esas sonrisas que antes me dabas, que tus
labios pronuncien ese "te quiero" que tanto me gusta oír, que esa
risa sea por alguna estupidez que haya dicho, que suspires cada vez que piensas en mí, que dibujes
todos esos corazones que un día borraste, que unas lágrimas aparezcan en tu
rostro cada vez que nos separamos y que cuando me beses desaparezcan. En
definitiva; quiero estar contigo una vez más, enmendar todo lo que un día
hicimos mal, volver a disfrutar de tu aroma, de tu mirada, de tu perfecta sonrisa,
de tus brillantes ojos, de tu boca. Quiero volver a quererte más que a nadie,
quiero que me quieras como antes, quiero que seas mi príncipe y yo tu princesa,
quiero vivir ese cuento de hadas que un día dejamos atrás, quiero recordar cara
poro de tu piel, quiero acariciarte hasta el fin de mis días, quiero que el
tiempo se pare cada vez que pronuncies mi nombre, quiero estremecerme al notar
tus labios sobre mi cuerpo, quiero estar junto a ti hasta que el infinito nos
atrape; tú y yo, juntos, caminando de la mano a pasitos de tortuga. Solos tú y
yo, nadie más.
Otra
vez ha vuelto a pensar en él, otra vez no le ha hablado a ella, otra vez ha
vuelto a llorar por él, otra vez le duele que su amor no sea correspondido,
otra vez recuerda una conversación que tuvieron hace tiempo, otra vez el nombre
de la chica se repite en su cabeza, otra vez la vuelve a envidiar, otra vez
desearía ser como ella, otra vez…
Zaragoza,
17 de abril a las 21:15…
-
Muchas
gracias por acompañarme a casa Pablo.-se sube a la escalera de su portal y le
da un abrazo de despedida.-Eres un buen amigo.
-
No
hace falta que me des las gracias.-se separa y le coge la mano.-Haría lo que
fuera necesario por ti.
-
Sabes
que siempre estaré para todo lo que necesites ¿no?
-
Claro
que lo sé, al igual que yo también estaré ahí para lo que haga falta.
-
Por
eso eres mi mejor amigo.
-
Y tú
la mía.
Sonríen
y se abrazan otra vez. Es curioso que en unos pocos meses se hayan hecho tan
buenos amigos. Confían el uno en el otro y se quieren mucho. Harían lo que
hiciese falta el uno por el otro.
Sara
abre el portal después de haberle dado dos besos, y sube a su casa. Hoy ha sido
un día muy intenso y necesita desconectar. Todavía se acuerda de esa
conversación con Lucas y de los actos que han estado a punto de hacer. Todavía
se emociona al recordar todo lo que se dijeron. Todavía llora no haber estado
más cerca de él. Todavía maldice que su corazón haya elegido a una persona con
la que nunca podrá estar.
Recorre
toda la casa en busca su madre sin éxito. Parece que otra vez tiene que
trabajar hasta tarde, justo hoy, justo cuando necesita hablar con ella para no
volver a pensar en lo de esta tarde. Es curioso pero siempre que sucede algo
con Lucas, ella no puede estar para consolarla. Pero no la culpa, sabe que le
encantaría consolarla, pero el trabajo se lo impide.
Se
cambia la ropa por un pijama cómodo y va hacia la cocina a prepararse algo de
cenar. Elije un pequeño bocadillo de mortadela y vuelve al salón a ver un poco
la tele. Coge el móvil, lo desbloquea y mira los último mensajes que le han
enviado: uno de Pilar diciéndole que le llame cuando pueda, otro de Pablo
preguntándole si se encuentra mejor, otros tantos del grupo que acaban de crear
para la fiesta de mañana y por último uno que no se esperaba, uno procedente de
esa persona que ha visto hoy unos pocos minutos y la cual no ha salido de su
cabeza en todo el día.
Le
pide perdón por lo de esta tarde y le pregunta si no le importa que vaya mañana
con ellos. Sara se queda pensativa; cada vez que lo ve, cada vez que habla con
él le duele. Le duele que no pueda ser suyo, pero todo eso se acaba cuando él
le besa; como esta tarde. No le importa para nada que venga, es más, lo desea
con todas sus fuerzas, pero no quiere ponérselo tan fácil, esta vez no.
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