Zaragoza, 17 de abril a las 16:45…
“Una oración subordinada es una oración que
depende estructuralmente del núcleo de otra oración, llamada oración principal.”
“Una oración subordinada es una oración que
depende estructuralmente del núcleo de otra oración, llamada oración principal.”
<< ¡Qué horror de asignatura! Cada
vez me gusta menos este tema. >>
Diana se levanta de la silla y se va a
enjaguar la cara al baño. Se detiene un instante en el espejo para comprobar
que está igual de guapa que siempre. Vuelve a la habitación y ojea el temario
del examen de Lengua. No le gusta analizar frases, le cuesta bastante pero
tiene que intentarlo sino suspenderá y se tendrá que pasar todo el verano
estudiando y eso no lo va a permitir. Mira el reloj y comprueba que son las
cinco menos cuarto. Cierra el libro y coge una camiseta y un pantalón del
armario.
Se quita el pijama que lleva para estar por
casa y se pone las prendas elegidas.
No sabe exactamente qué van a hacer esta
tarde, así que se coge un billete de 20 euros y se los coloca en el monedero.
No sé si fue por las prisas o porque no quería acordarse, pero el monedero que
eligió; se lo regaló una antigua amiga con la que ahora no se lleva demasiado
bien:
-
Toma, esto es para que ya no puedas poner la
excusa de que no tienes dónde llevar el dinero.
-
Muchas gracias María, me encanta.
-
Espero que así, cada vez que tengas que pagar
algo te acuerdes de mí.
-
Lo haré siempre.
Siempre… curiosa palabra.
Recoge un poco su habitación y su
escritorio lleno de libros y apuntes en sucio. Echa una ojeada para ver si hay
algo fuera de lugar y cierra la puerta. Se dirige hacia el salón y ve a su
madre.
-
¿Dónde vas hija?
-
He quedado con Paula.
-
¿Pero no tienes que estudiar?
-
Mamá déjame salir por favor, estoy harta de
estudiar.
-
A tu edad yo estudiaba a todas horas y nunca me
quejaba.
-
¡Cuántas veces te tengo que repetir que yo no
soy como tú!
-
A mí no me hables de esa forma.-se pone de pie.
Diana coge las llaves dispuesta a salir
antes de que empiece otra discusión. Su madre se adelanta y se pone delante de
la puerta.
-
Mamá déjame pasar.
-
No, tu hoy te quedas estudiando. ¿Acaso quieres
suspender?
-
No, pero también tengo derecho a salir.
-
Ya saldrás cuando hayas aprobado todo.
-
¡Mamá por favor déjame salir!- Alza la voy cada
vez más. En lugar de una súplica lo hace de tal forma que parece que le esté
dando una orden.
-
No me alces la voz y cállate.
-
No me da la gana.- replica Diana furiosa.
Silencio. La madre se enfada mucho. Diana
teme lo que va a pasar.
-
A tu habitación castigada y como se te ocurra
desobedecerme te la cargas.-Grita fuera de sí, señalando la habitación de la
joven que parece un poco arrepentida de las palabras anteriores.- Ya hablaremos
de esto luego.
Deja las llaves y vuelve a su habitación.
Se quita la ropa con rabia y se vuelve a poner ese viejo pijama. Tumbada en la
cama aporrea las almohadas de su habitación. Se queda en silencio, pensando.
Quiere irse lejos, no verle más y lo que más le duele es que cada día discuten
más. Es como si su madre fuera otra distinta, como si se la hubieran cambiado,
o tal vez fuese por culpa suya, por su actitud durante estos meses.
Han pasado muchas cosas, pero si su actitud
ha cambiado, no hay duda que fue por la traición de Sergio y María. Le dolió en
el fondo de su corazón y aunque Paula siempre ha estado para apoyarla, no ha
sido suficiente. Perder a tu novio y a una de tus mejores amigas a la vez es
demasiado duro. Se ha replanteado muchas veces perdonarles pero nunca se ha
atrevido. Tal vez por orgullo o porque todavía le duele demasiado, pues Sergio
fue la única persona de la que verdaderamente ha estado enamorada y puede que
hasta siga sintiendo algo por él, pero hace ya mucho que no se hablan, desde
ese día en el que le volvió a pedir perdón una vez más.
Zaragoza, 7 de marzo a las 17:23…
-
¡Cómo pude ser tan idiota y no darme cuenta
antes! Estaba claro que entre esos dos había algo.
-
No tienes que darle más vueltas, te han hecho
daño pero han perdido a muchos amigos por esa traición, sin embargo todas
estamos contigo, eso es lo importante.
-
Lo importante es que jamás volveré a sentir algo
tan fuerte por alguien.
-
No digas tonterías, claro que encontrarás a
alguien del que te enamores perdidamente y seguro que es mucho mejor que ese
idiota.-Abre un paquete de pañuelos y coge uno- ¿quieres?
-
Si gracias.-Se suena los mocos y se seca las
lágrimas que han vuelto a aparecer en su cara.
-
No me des las gracias. Bueno ahora me tengo que
ir, le he prometido a mi madre que hoy sacaría a pasear al perro. Hablamos luego
¿vale?
-
Vale y muchas gracias por todo de verdad.
-
Te he dicho que no hace falta darlas.
-
Si hace falta, no todos hacen lo mismo que tú.
-
Para eso estás los amigos ¿no?
-
Los buenos amigos.
-
Los malos no lo son.
Sonrisa en la cara de Diana. La primera en
mucho tiempo.
-
No te olvides de volver a sonreír.-se inclina
para darle dos besos y se marcha.
Diana se queda en silencio. No tiene más
lágrimas para sacar. Se gira cambiando su posición en intenta conciliar el
sueño. Es inútil, los problemas no la van a abandonar por mucho que ella
intente olvidarlos. Mira su móvil, hay varios mensajes pero no le apetece
leerlos. Ahora solo quiere evadirse de este mundo y recordar otros tiempos en
los que no le costaba nada sonreír.
Se abre la puerta de su habitación. Es su
madre.
-
Cielo, alguien pregunta por ti.
-
¿Es Paula?
-
No creo, tiene voz de chico.
-
¿Voz de chico? –teme que sea él y decide no
dejarle pasar.- Dile que no estoy.
-
Tarde, ya está en casa.
-
¿Qué? ¿Y me lo dices ahora?
-
Ha sido cuestión de segundos hija.
-
Pues dile que me ha surgido algo y que no puedo
atenderle.
-
No voy a decirle eso.
-
Hazlo.
-
Hola.-Entre el hueco que ha dejado su madre
libre por la puerta, aparece la figura de un chico alto, moreno y muy
atractivo. Parece serio y es que la situación lo merece.
-
Bueno yo os dejo a solas.-Cierra la puerta y
rápidamente la madre se escabulle de la habitación.
Seguramente su hija esté así de mal por
culpa de ese chico, pero si le ha hecho daño al menos deberían hablarlo.
Últimamente nota a su hija triste, de otra forma y su actitud ha cambiado
bruscamente. Ya no es esa joven sonriente que con una broma tonta ríe a
carcajadas, ahora parece sola, distante, evadida del mundo.
-
Ahora que has visto lo mal que estoy ya te
puedes largar.
-
No me voy a ir sin antes haber hablado contigo.
-
No tengo nada que hablar contigo.
-
¿Ah no? Pues yo creo que sí.
-
Pues te equivocas.-Se gira dándole la espalda.
El chico se levanta y se sienta cerca de Diana.
-
Déjame darte una explicación por favor.
-
¿Y qué me vas a decir? ¿Qué lo sientes mucho y
que no querías hacerlo? Pero lo hiciste, me engañaste y con una de mis mejores
amigas.
-
No te voy a decir que lo siento mucho. Eso ya lo
sabes. Pero te diré por qué estuve con ella.
-
No quiero oírlo.
-
Sí que quieres.
-
No.
-
Sí. Y ahora por favor déjame explicarme.
-
No quiero pero adelante, así tendré un motivo
más para no querer salir de estas cuatro paredes.
Sergio la mira confuso. ¿Qué le dice? ¿Cómo
empezó todo? No quiere que le odie así que opta por el camino fácil.
-
Yo no quería liarme con María, pero ella se puso
muy pesada. Me dijo que le gustaba y que si no me liaba con ella te contaría
que había estado con ella aunque fuera mentira. Yo te amo mucho y por eso
accedí pero fue solo una vez, lo que pasa es que esa chica se hizo muchas
ilusiones y se volvió loca. Le contó a todo el mundo que nos habíamos liado y
que te iba a dejar por ella y yo quería hacerle callar, con que tuve que seguir
su fantasía y hacerme pasar por su novio en secreto. Te lo quería contar pero
no sabía cómo hacerlo.
Diana está sorprendida. No sabe si
creérselo del todo, así que opta por lo más coherente.
-
¿Tú te crees que soy estúpida? Es cierto que
María se ha liado contigo, pero no está loca y no habría echo eso. Y ahora
lárgate.
-
¿No me crees? ¿Y qué te ha dicho ella para
explicarte esto? Seguro que nada.
Vuelve a callarse. << Es cierto, no
ha sabido explicármelo, lo único que me ha dicho ha sido que se había enamorado
y que no me quería hacer daño, pero igual Sergio me ha mentido otra vez. ¿Qué
hago? >>
-
Diana, ya has visto como es María, se lía con los
novios de sus amigas y lo único que te dice es que lo siente mucho. Yo te he
dado una explicación que desde luego tiene más lógica que la que te habrá dado
ella. Yo me voy ya, cuando rectifiques y te des cuenta de que tenía razón,
llámame.
Sergio se dirige hacia la puerta y se
marcha dejando a Diana en un mar de dudas. No sabe cómo sentirse: <<
¿Será verdad todo lo que me ha dicho Sergio? ¿Será mi amiga una lagarta capaz
de hacer las mayores locuras con tal de conseguir lo que quiere? No, no puede
ser, pero sino ¿qué explicación tiene todo esto?>>
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