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viernes, 6 de septiembre de 2013

Capítulo 11

Zaragoza, 17 de abril a las 16:45…

“Una oración subordinada es una oración que depende estructuralmente del núcleo de otra oración, llamada oración principal.”

“Una oración subordinada es una oración que depende estructuralmente del núcleo de otra oración, llamada oración principal.”
<< ¡Qué horror de asignatura! Cada vez me gusta menos este tema. >>
Diana se levanta de la silla y se va a enjaguar la cara al baño. Se detiene un instante en el espejo para comprobar que está igual de guapa que siempre. Vuelve a la habitación y ojea el temario del examen de Lengua. No le gusta analizar frases, le cuesta bastante pero tiene que intentarlo sino suspenderá y se tendrá que pasar todo el verano estudiando y eso no lo va a permitir. Mira el reloj y comprueba que son las cinco menos cuarto. Cierra el libro y coge una camiseta y un pantalón del armario.
Se quita el pijama que lleva para estar por casa y se pone las prendas elegidas. 
No sabe exactamente qué van a hacer esta tarde, así que se coge un billete de 20 euros y se los coloca en el monedero. No sé si fue por las prisas o porque no quería acordarse, pero el monedero que eligió; se lo regaló una antigua amiga con la que ahora no se lleva demasiado bien:

-          Toma, esto es para que ya no puedas poner la excusa de que no tienes dónde llevar el dinero.
-          Muchas gracias María, me encanta.
-          Espero que así, cada vez que tengas que pagar algo te acuerdes de mí.
-          Lo haré siempre.


Siempre… curiosa palabra.
Recoge un poco su habitación y su escritorio lleno de libros y apuntes en sucio. Echa una ojeada para ver si hay algo fuera de lugar y cierra la puerta. Se dirige hacia el salón y ve a su madre.
-          ¿Dónde vas hija?
-          He quedado con Paula.
-          ¿Pero no tienes que estudiar?
-          Mamá déjame salir por favor, estoy harta de estudiar.
-          A tu edad yo estudiaba a todas horas y nunca me quejaba.
-          ¡Cuántas veces te tengo que repetir que yo no soy como tú!
-          A mí no me hables de esa forma.-se pone de pie.
Diana coge las llaves dispuesta a salir antes de que empiece otra discusión. Su madre se adelanta y se pone delante de la puerta.
-          Mamá déjame pasar.
-          No, tu hoy te quedas estudiando. ¿Acaso quieres suspender?
-          No, pero también tengo derecho a salir.
-          Ya saldrás cuando hayas aprobado todo.
-          ¡Mamá por favor déjame salir!- Alza la voy cada vez más. En lugar de una súplica lo hace de tal forma que parece que le esté dando una orden.
-          No me alces la voz y cállate.
-          No me da la gana.- replica Diana furiosa.
Silencio. La madre se enfada mucho. Diana teme lo que va a pasar.
-          A tu habitación castigada y como se te ocurra desobedecerme te la cargas.-Grita fuera de sí, señalando la habitación de la joven que parece un poco arrepentida de las palabras anteriores.- Ya hablaremos de esto luego.
Deja las llaves y vuelve a su habitación. Se quita la ropa con rabia y se vuelve a poner ese viejo pijama. Tumbada en la cama aporrea las almohadas de su habitación. Se queda en silencio, pensando. Quiere irse lejos, no verle más y lo que más le duele es que cada día discuten más. Es como si su madre fuera otra distinta, como si se la hubieran cambiado, o tal vez fuese por culpa suya, por su actitud durante estos meses.
Han pasado muchas cosas, pero si su actitud ha cambiado, no hay duda que fue por la traición de Sergio y María. Le dolió en el fondo de su corazón y aunque Paula siempre ha estado para apoyarla, no ha sido suficiente. Perder a tu novio y a una de tus mejores amigas a la vez es demasiado duro. Se ha replanteado muchas veces perdonarles pero nunca se ha atrevido. Tal vez por orgullo o porque todavía le duele demasiado, pues Sergio fue la única persona de la que verdaderamente ha estado enamorada y puede que hasta siga sintiendo algo por él, pero hace ya mucho que no se hablan, desde ese día en el que le volvió a pedir perdón una vez más.

Zaragoza, 7 de marzo a las 17:23…
-          ¡Cómo pude ser tan idiota y no darme cuenta antes! Estaba claro que entre esos dos había algo.
-          No tienes que darle más vueltas, te han hecho daño pero han perdido a muchos amigos por esa traición, sin embargo todas estamos contigo, eso es lo importante.
-          Lo importante es que jamás volveré a sentir algo tan fuerte por alguien.
-          No digas tonterías, claro que encontrarás a alguien del que te enamores perdidamente y seguro que es mucho mejor que ese idiota.-Abre un paquete de pañuelos y coge uno- ¿quieres?
-          Si gracias.-Se suena los mocos y se seca las lágrimas que han vuelto a aparecer en su cara.
-          No me des las gracias. Bueno ahora me tengo que ir, le he prometido a mi madre que hoy sacaría a pasear al perro. Hablamos luego ¿vale?
-          Vale y muchas gracias por todo de verdad.
-          Te he dicho que no hace falta darlas.
-          Si hace falta, no todos hacen lo mismo que tú.
-          Para eso estás los amigos ¿no?
-          Los buenos amigos.
-          Los malos no lo son.
Sonrisa en la cara de Diana. La primera en mucho tiempo.
-          No te olvides de volver a sonreír.-se inclina para darle dos besos y se marcha.
Diana se queda en silencio. No tiene más lágrimas para sacar. Se gira cambiando su posición en intenta conciliar el sueño. Es inútil, los problemas no la van a abandonar por mucho que ella intente olvidarlos. Mira su móvil, hay varios mensajes pero no le apetece leerlos. Ahora solo quiere evadirse de este mundo y recordar otros tiempos en los que no le costaba nada sonreír.
Se abre la puerta de su habitación. Es su madre.
-          Cielo, alguien pregunta por ti.
-          ¿Es Paula?
-          No creo, tiene voz de chico.
-          ¿Voz de chico? –teme que sea él y decide no dejarle pasar.- Dile que no estoy.
-          Tarde, ya está en casa.
-          ¿Qué? ¿Y me lo dices ahora?
-          Ha sido cuestión de segundos hija.
-          Pues dile que me ha surgido algo y que no puedo atenderle.
-          No voy a decirle eso.
-          Hazlo.
-          Hola.-Entre el hueco que ha dejado su madre libre por la puerta, aparece la figura de un chico alto, moreno y muy atractivo. Parece serio y es que la situación lo merece.
-          Bueno yo os dejo a solas.-Cierra la puerta y rápidamente la madre se escabulle de la habitación.
Seguramente su hija esté así de mal por culpa de ese chico, pero si le ha hecho daño al menos deberían hablarlo. Últimamente nota a su hija triste, de otra forma y su actitud ha cambiado bruscamente. Ya no es esa joven sonriente que con una broma tonta ríe a carcajadas, ahora parece sola, distante, evadida del mundo.

-          Ahora que has visto lo mal que estoy ya te puedes largar.
-          No me voy a ir sin antes haber hablado contigo.
-          No tengo nada que hablar contigo.
-          ¿Ah no? Pues yo creo que sí.
-          Pues te equivocas.-Se gira dándole la espalda. El chico se levanta y se sienta cerca de Diana.
-          Déjame darte una explicación por favor.
-          ¿Y qué me vas a decir? ¿Qué lo sientes mucho y que no querías hacerlo? Pero lo hiciste, me engañaste y con una de mis mejores amigas.
-          No te voy a decir que lo siento mucho. Eso ya lo sabes. Pero te diré por qué estuve con ella.
-          No quiero oírlo.
-          Sí que quieres.
-          No.
-          Sí. Y ahora por favor déjame explicarme.
-          No quiero pero adelante, así tendré un motivo más para no querer salir de estas cuatro paredes.
Sergio la mira confuso. ¿Qué le dice? ¿Cómo empezó todo? No quiere que le odie así que opta por el camino fácil.
-          Yo no quería liarme con María, pero ella se puso muy pesada. Me dijo que le gustaba y que si no me liaba con ella te contaría que había estado con ella aunque fuera mentira. Yo te amo mucho y por eso accedí pero fue solo una vez, lo que pasa es que esa chica se hizo muchas ilusiones y se volvió loca. Le contó a todo el mundo que nos habíamos liado y que te iba a dejar por ella y yo quería hacerle callar, con que tuve que seguir su fantasía y hacerme pasar por su novio en secreto. Te lo quería contar pero no sabía cómo hacerlo.
Diana está sorprendida. No sabe si creérselo del todo, así que opta por lo más coherente.
-          ¿Tú te crees que soy estúpida? Es cierto que María se ha liado contigo, pero no está loca y no habría echo eso. Y ahora lárgate.
-          ¿No me crees? ¿Y qué te ha dicho ella para explicarte esto? Seguro que nada.
Vuelve a callarse. << Es cierto, no ha sabido explicármelo, lo único que me ha dicho ha sido que se había enamorado y que no me quería hacer daño, pero igual Sergio me ha mentido otra vez. ¿Qué hago? >>
-          Diana, ya has visto como es María, se lía con los novios de sus amigas y lo único que te dice es que lo siente mucho. Yo te he dado una explicación que desde luego tiene más lógica que la que te habrá dado ella. Yo me voy ya, cuando rectifiques y te des cuenta de que tenía razón, llámame.
Sergio se dirige hacia la puerta y se marcha dejando a Diana en un mar de dudas. No sabe cómo sentirse: << ¿Será verdad todo lo que me ha dicho Sergio? ¿Será mi amiga una lagarta capaz de hacer las mayores locuras con tal de conseguir lo que quiere? No, no puede ser, pero sino ¿qué explicación tiene todo esto?>>



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