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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capítulo 19

Zaragoza, 17 de abril a las 19:45…
-          Estoy llegando a la entrada del parque. ¿Os falta mucho?
-          Ya casi estamos. ¿Eres es de la camiseta roja?
-          No, el que está al lado de un tobogán azul ¿Me ves?-dice a la vez que saluda con la mano para indicarles dónde está.
-          Sí, creo que sí. –levanta la mano y responde al saludo.
-          Muy bien, creo que yo también.
-          Ok. Ahora nos vemos.
-          Adiós.
Pablo cuelga el teléfono y lo mete en el bolsillo. Echa un vistazo alrededor del parque. Ve a un par de niños en los columpios esperando su turno, ve a unos viejecitos sentados en los bancos, ve a una niña llorando en el otro extremo del banco dónde se sienta una pareja un poco apurada por hacerle callar, ve a un chica muy guapa…
-          <<¿¿¡¡Diana!!??>>
No puede evitar apartar la mirada de ella; está muy guapa, realmente bella. Sonríe para dentro y se dirige hacia su encuentro.
Grita su nombre pero ésta no se da por aludida. Sigue mirándola a la vez que camina. Llega hacia su banco y le dedica una sonrisa.
-          Parece que este día me está deparando demasiadas sorpresas, aunque ninguna tan buena como encontrarte.-dice al mismo tiempo que se sienta a su lado.
-          Vaya Pablo, no sabía que estuvieras por aquí. –sonríe. Le regala una sonrisa demasiado grande, demasiado hermosa, demasiado irreal…
-          Ni yo que te encontrarás por aquí. De haberlo sabido te habría llamado.
-          En principio no podía quedar, pero al final he logrado convencer a mi madre y me ha dejado salir un rato.-miente.
-          Perfecto. Entonces, vente con nosotros.
-          ¿Con quién estás?
-          Con Sara, Paula, Pilar y un chico que ahora mismo no me acuerdo cómo se llama.
-          ¿Paula?-pregunta sorprendida -¿Ha quedado con vosotros?
-          Bueno, en realidad nos encontramos todos de casualidad. Yo había quedado con Sara y vimos a Paula en una heladería. Luego vinieron Pilar y ese chico y al final por razones del destino hemos acabado aquí. Ahora estoy esperando a que vengan Pilar y el otro.
-          Entiendo.-dice Diana mientras asiente.- me gustaría ir, pero no me apetece mucho.
-          ¿Por qué? ¿Te pasa algo?
-          He tenido una dura discusión con alguien y no me apetece hablar con nadie ahora mismo. Será mejor que me vaya casa.-Se levanta del banco esperando una respuesta del chico.
-          Venga quédate un rato. Te lo pasarás bien.-le coge del brazo reteniéndole. Se miran y la chica se da por vencida; se sienta a su lado, pero algo hace que ese silencio cargado de miradas que hablan desaparezca:
-          ¡Hola chicos!-grita Pilar agachándose para darle dos besos a cada uno.- ¿Sabes dónde está Sara?-pregunta dirigiéndose a Pablo.
-          Sí, ven conmigo. Tú si quieres puedes venir Diana.-la invita a venir con la mano.
-          Ya te he dicho que no me ape…-se para en seco cuando ve a alguien muy conocido, alguien que no imaginaría encontrarse por aquí.
-          Hola Diana. ¿Qué tal? Hacía unas horas que no sabía de ti.-dice mientras le dedica una de sus sonrisas burlonas.- ¿Vamos a por Sara?
-          Sí. Ahora nos llevará Pablo-exclama Pilar duramente al observar la cara de asombro que ha adoptado Diana.
Los chicos se encaminan siguiendo a Pablo.  Diana mira de reojo a Nacho, éste mira de reojo a Pilar y ésta mira de reojo a la primera. Le sorprende demasiado que ese chico haya quedado a solas con Pilar, no tenía ni idea de que se llevaran bien, de hecho no le ha hablado nunca de ella, o tal vez sí…
No le ha visto desde esta mañana, cuándo le prometió ir con ella a la salida, cosa que no cumplió. Le duele pensar que tal vez el motivo haya sido Pilar, pero no puede ser, ellos dos no pueden estar juntos, aunque… hacen buena pareja, todo hay que decirlo.
Pilar sigue mirándole sin cortarse ni un pelo. Quiere a su amiga, pero se nota que ella siente algo por Nacho, se nota por la forma en que le mira, por los colores que se le forman, por cómo habla de él, pero eso es algo que solo nota ella. Para las demás les parecen majaderías suyas y probablemente para el chico también.  Sabe que el sentimiento no es recíproco, pero Diana es una chica muy guapa y el amor es demasiado impredecible.
Hacia su derecha, Nacho la sigue mirando, aunque la aludida no se haya dado cuenta. Le encanta que se ponga celosa cuándo Diana está delante, aunque no tenga motivos reales para hacerlo. Le encanta como se ruboriza cuándo le mira. Le encanta cómo es. Le encanta todo de ella y sin embargo, ella no se da cuenta…


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