Zaragoza,
17 de abril a las 19:45…
-
Estoy
llegando a la entrada del parque. ¿Os falta mucho?
-
Ya
casi estamos. ¿Eres es de la camiseta roja?
-
No,
el que está al lado de un tobogán azul ¿Me ves?-dice a la vez que saluda con la
mano para indicarles dónde está.
-
Sí,
creo que sí. –levanta la mano y responde al saludo.
-
Muy
bien, creo que yo también.
-
Ok.
Ahora nos vemos.
-
Adiós.
Pablo
cuelga el teléfono y lo mete en el bolsillo. Echa un vistazo alrededor del
parque. Ve a un par de niños en los columpios esperando su turno, ve a unos
viejecitos sentados en los bancos, ve a una niña llorando en el otro extremo
del banco dónde se sienta una pareja un poco apurada por hacerle callar, ve a
un chica muy guapa…
-
<<¿¿¡¡Diana!!??>>
No
puede evitar apartar la mirada de ella; está muy guapa, realmente bella. Sonríe
para dentro y se dirige hacia su encuentro.
Grita
su nombre pero ésta no se da por aludida. Sigue mirándola a la vez que camina.
Llega hacia su banco y le dedica una sonrisa.
-
Parece
que este día me está deparando demasiadas sorpresas, aunque ninguna tan buena
como encontrarte.-dice al mismo tiempo que se sienta a su lado.
-
Vaya
Pablo, no sabía que estuvieras por aquí. –sonríe. Le regala una sonrisa
demasiado grande, demasiado hermosa, demasiado irreal…
-
Ni yo
que te encontrarás por aquí. De haberlo sabido te habría llamado.
-
En
principio no podía quedar, pero al final he logrado convencer a mi madre y me
ha dejado salir un rato.-miente.
-
Perfecto.
Entonces, vente con nosotros.
-
¿Con
quién estás?
-
Con
Sara, Paula, Pilar y un chico que ahora mismo no me acuerdo cómo se llama.
-
¿Paula?-pregunta
sorprendida -¿Ha quedado con vosotros?
-
Bueno,
en realidad nos encontramos todos de casualidad. Yo había quedado con Sara y
vimos a Paula en una heladería. Luego vinieron Pilar y ese chico y al final por
razones del destino hemos acabado aquí. Ahora estoy esperando a que vengan
Pilar y el otro.
-
Entiendo.-dice
Diana mientras asiente.- me gustaría ir, pero no me apetece mucho.
-
¿Por qué?
¿Te pasa algo?
-
He
tenido una dura discusión con alguien y no me apetece hablar con nadie ahora
mismo. Será mejor que me vaya casa.-Se levanta del banco esperando una
respuesta del chico.
-
Venga
quédate un rato. Te lo pasarás bien.-le coge del brazo reteniéndole. Se miran y
la chica se da por vencida; se sienta a su lado, pero algo hace que ese
silencio cargado de miradas que hablan desaparezca:
-
¡Hola
chicos!-grita Pilar agachándose para darle dos besos a cada uno.- ¿Sabes dónde
está Sara?-pregunta dirigiéndose a Pablo.
-
Sí,
ven conmigo. Tú si quieres puedes venir Diana.-la invita a venir con la mano.
-
Ya te
he dicho que no me ape…-se para en seco cuando ve a alguien muy conocido,
alguien que no imaginaría encontrarse por aquí.
-
Hola
Diana. ¿Qué tal? Hacía unas horas que no sabía de ti.-dice mientras le dedica
una de sus sonrisas burlonas.- ¿Vamos a por Sara?
-
Sí.
Ahora nos llevará Pablo-exclama Pilar duramente al observar la cara de asombro
que ha adoptado Diana.
Los
chicos se encaminan siguiendo a Pablo.
Diana mira de reojo a Nacho, éste mira de reojo a Pilar y ésta mira de
reojo a la primera. Le sorprende demasiado que ese chico haya quedado a solas
con Pilar, no tenía ni idea de que se llevaran bien, de hecho no le ha hablado
nunca de ella, o tal vez sí…
No
le ha visto desde esta mañana, cuándo le prometió ir con ella a la salida, cosa
que no cumplió. Le duele pensar que tal vez el motivo haya sido Pilar, pero no
puede ser, ellos dos no pueden estar juntos, aunque… hacen buena pareja, todo
hay que decirlo.
Pilar
sigue mirándole sin cortarse ni un pelo. Quiere a su amiga, pero se nota que
ella siente algo por Nacho, se nota por la forma en que le mira, por los
colores que se le forman, por cómo habla de él, pero eso es algo que solo nota
ella. Para las demás les parecen majaderías suyas y probablemente para el chico
también. Sabe que el sentimiento no es
recíproco, pero Diana es una chica muy guapa y el amor es demasiado
impredecible.
Hacia
su derecha, Nacho la sigue mirando, aunque la aludida no se haya dado cuenta.
Le encanta que se ponga celosa cuándo Diana está delante, aunque no tenga
motivos reales para hacerlo. Le encanta como se ruboriza cuándo le mira. Le
encanta cómo es. Le encanta todo de ella y sin embargo, ella no se da cuenta…
No hay comentarios:
Publicar un comentario